La limpieza de la ría de O Burgo sufre un nuevo revés. Todo parecía indicar que este año sí se iban a empezar a subsanar las deficiencias en la red de saneamiento que siguen provocando vertidos en momentos de lluvias, pero tampoco ha sido así. La Xunta no ha iniciado las grandes obras previstas en su plan de saneamiento local a pesar de que este año por primera vez contaban con una partida específica en los presupuestos autonómicos. Se trata del tanque de tormentas de O Temple.
Esta es una de las actuaciones previstas en el documento diseñado por Augas de Galicia. La infraestructura permitiría atajar los famosos aliviaderos, que son los causantes de los únicos vertidos que todavía se producen hoy, ya que, según la Xunta, con tiempo seco las fugas prácticamente han desaparecido. El depósito retiene el agua de lluvia temporalmente, lo que evita que las estaciones de bombeo se colapsen y alivien las aguas residuales directamente al mar.
Aunque el plan se presentó oficialmente en septiembre de 2011, ya en ese momento se advirtió de que las primeras obras se licitarían a mediados de 2012, serían el tanque de tormentas y un nuevo colector en el río de San Pedro. Pero los plazos no se han cumplido. Desde la Consellería de Medio Ambiente señalan que Augas de Galicia “está redactando” los proyectos que “resolverán esta problemática y se tiene previsto la licitación del primero de ellos en 2014”.
municipios
El documento contemplaba también en años posteriores incorporar otro tanque en Santa Cruz, ejecutar pequeñas EDAR en las cuencas del Barcés y Valiñas a su paso por Ledoño, Peiro, Castelo e Celas (Culleredo) y remodelar el bombeo actual de Fonteculler.
En el documento también se le atribuían responsabilidades a los municipios. Los Ayuntamientos tendrían que encargarse del mantenimiento de la red de saneamiento y de solventar los problemas puntuales que puedan surgir como roturas o atascos, además de poner a disposición del Gobierno gallego los terrenos necesarios para la ejecución de las obras de la Xunta.
Pero para todo ello, se impuso como paso previo la firma de un protocolo de actuación en el que todas las administraciones, incluida el Estado, asumían sus competencias en la regeneración de O Burgo. Esta firma nunca se llegó a producir y el que iba a ser el plan de actuación a seguir se ha quedado en un estudio.