Con esta serán diez las veces que Moret Art hace las maletas con destino a un Palacio de Cristal madrileño que respirará del 21 al 25 de febrero el arte de muchas galerías y disciplinas como un contenedor abierto a lo que se fecunda dentro y fuera del país. El centro ocupará una parcela en Art Madrid, en una decimotercera edición a la que viajarán con la condición de ser los únicos coruñeses.
En su equipaje se llevarán cerámicas de Iván Prieto, figuras delicadas y sugerentes, que compartirán espacio con las pinturas hiperrealistas que fabrica Lino Lago sobre el lienzo y a las que tiñe de compromiso. Siempre tienen mensaje transgresor, por eso, la fotografía de Xurxo Gómez Chao encaja como un guante a su lado. También la de Miguel Piñeiro conectando con lo pop y con estos cuatro enseñarán un trozo de país a través de distintos lenguajes: “Creo que abarcan distintos géneros y la selección es cien por cien gallega”, señala Pablo Moure.
Dicen estar contentos con su participación porque el evento responde muy bien a la línea de trabajo de Morte Art así que mientras seleccionan las piezas, ultiman la exposición de Álvaro de la Vega, de esculturas en madera que están despertando la admiración del público. Estará hasta el 2 de febrero.
Después vendrá Juan Perdiguero, afincado desde hace tiempo en Nueva York y que desembarcará en la ciudad con una colección de canes de distintas razas y poses, que son, en realidad, metáforas de las emociones humanas y “las cosas que nos afectan con una técnica superinteresante”, asegura Pablo. El año no puede empezar mejor, añade, y tras la sorpresa que causará el artista, volverá una habitual de sus paredes, Toya García-Senra con un acabado que parece lacado y sacando lo mejor de su pincel para el resto.
Por su parte, la feria internacional Arco, que se celebrará en Ifema de forma paralela, no contará con centros de arte de la ciudad. No lo hace desde hace años, algo que el galerista Salvador Corroto achaca al proceso de selección y que los que van año tras año, repiten: “No hay más espacio”.
Y es que los habitáculos reservados para cada negocio son grandes y “aumentar el número de stands es difícil, si a eso se le suma que no estamos en el mejor momento y que los costes para participar son altos hacen la tormenta perfecta”. Corroto explica que un evento de esta naturaleza implica una inversión grande tanto en el montaje, “los suelos que se usan son de madera” como por parte de los galeristas, “que normalmente son empresas pequeñas y familiares”. Además, desde Arco tratan de mover a coleccionistas para que les visiten y ellos no están dispuestos a acudir a todas las citas, comenta el responsable de Atlántica.
Así es que el experto ve necesario cambiar el concepto de este tipo de actividades para hacer más accesible el poder exponer y mirar, comprar y mover.