Matilde García Sánchez es la directora de una de las instituciones educativas más singulares que acoge la ciudad, la Universidad Senior, pensada para personas de más de 50 años. García lleva en la Senior desde sus inicios, en 1992, dentro del área de Ciencias de la Salud, impartiendo Enfermería y Podología, y Terapia ocupacional, cuando aún era la Escuela Universitaria de Fisioterapia. Es directora de la Senior desde diciembre de 2016 hasta la actualidad, cuando la institución disfruta de una creciente popularidad entre los mayores.
Su objetivo para este año era llegar a los mil alumnos ¿Lo han conseguido?
En este momento, tenemos dos sedes de mayores de 50 años: uno en A Coruña y otro en Ferrol. El primero en el edificio de La Normal y cuentan con 687 alumnos pero en Ferrol, en el edificio de apoyo al estudio, 356. Es decir, que acumulan 987 alumnos. Casi los mil que se habían planteado hace unos años.
Casi.
Pero superaríamos los mil, y nos iríamos a los 1.250 porque tenemos programas en el ámbito rural. Concretamente uno en la Costa da Morte, otro en As Pontes y otro en Betanzos.
¿Resulta más difícil estudiar en un entorno rural?
No son cursos completos, sino cursos pequeños de dos meses. Esta es una iniciativa que nace en el 2017 y que la Universidad pretende llevar al ámbito rural el conocimiento. Es una demanda que hacía el rural en su momento, empezamos con la Costa da Morte, porque era un área demográfica muy dispersa, donde resulta más difícil llegar a todas las personas.
¿Cómo actúan en el rural?
Exactamente con el mismo criterio: con profesores de la Universidad de A Coruña, y dentro de las tres ramas del conocimiento: Humanidades, Ciencias Sociales, Ciencias de la Salud y Ciencia y Tecnología.
¿Cómo son sus alumnos?
El requisito para entrar en la Senior es haber cumplido los 50 años y no estar laboralmente activo: jubilado o en el paro. Uno de los temores que existe es un poco si se puede asistir sin tener unos conocimientos previos. No es necesario: basta la voluntad de aprender y la curiosidad.
¿Tienen mucha demanda?
En cada edición tenemos 120 alumnos que ingresan el primer año pero tenemos lista de espera y tenemos que sortear porque tenemos mucha demanda y no pudimos ofrecer tantas plazas así que celebramos un sorteo.
¿Hay mucho decepcionado?
Creo que todo el mundo sueña con matricularse y venir a la Senior. Algunos que no han podido entrar nos muestran su desconformidad con que no pudiéramos asumir esa demanda.
¿Muestran su disconformidad o protestan enérgicamente?
(Ríe) Algunos protestan. “No hay ninguna manera de que podamos entrar...”. Pero vamos poco a poco, hemos crecido mucho en muy poco tiempo, y vamos a tratar de darle esa salida. Nosotros normalmente tenemos actividades y seminarios segundo y cuatrimestre para darles ese soporte, que tengan esas actividades y que las conozcan. Y si este año no puede ser, a ver si en el sorteo del año que viene tienen más suerte.
¿Y los que consiguen entrar?
No se quieren marchar. En el cuarto curso ya están con una pena tremenda porque quieren una continuidad, un curso de especialización, algo que les permita estar en la Senior.
¿Cómo son sus alumnos?
El perfil del alumnos son fundamentalmente mujeres, que componen el 76% del “batallón”. Las edades oscilan: desde los 50 hasta alguna persona de 90. Pero de estas tenemos poquitas.
Pero ¿cuál es la edad media?
El 75% de los alumnos tienen entre 65 y 75 años, pero es cierto que vemos que cada vez van ingresando más hombres.
¿Por qué hay más mujeres?
Quizá porque las mujeres tenemos más curiosidad y tiempo libre una vez nos jubilamos, aunque nos dediquemos al cuidado de los nietos o de dependientes.
¿Y los hombres?
Quizá los hombres dediquen más su tiempo libre al ocio que al conocimiento. Pero son las mujeres las que se inscriben en cualquier actividad. Eso lo vemos en cualquier centro cívico.
¿La mayoría de sus alumnos ya tiene formación?
Tenemos muchos maestros, de Primaria y Secundaria.
Qué presión, enseñar a los profesores...
(Ríe) Está bien, es una manera de mejorar. Pero también tenemos jubilados de banca, y gente de la Universidad que se ha jubilado para los que es una forma de mantenerse activo.
¿A qué se refiere?
Hay que decir también que este programa se busca es que de la acción formativa pasemos a una etapa de vida más saludable y envejecimiento activo donde la educación sea un proyecto vital. Se puede aprender a cualquier edad.
¿Es más importante eso que la educación en sí?
La Senior hay que entenderla con su doble vertiente, formativa y social. En estos grupos de edad hay mucha soledad. Venir a la Senior es una forma de compartir, conocer a las nuevas personas.
¿Hasta qué punto?
También pedimos a los profesores universitarios que dentro de las materias que cursan nos ofrezcan alguna plaza. Cinco, diez, las que sean. Eso les permite acudir como oyentes y es una forma de compartir las aulas con los más jóvenes: que convivan jóvenes junior y senior.
¿Cuál ha sido el resultado?
Lo hacemos desde hace siete u ocho años. El resultado es buena, porque es una forma de que los jóvenes pongan en valor a los mayores, que sin tener la obligación de estudiar y aprender, van encantados.
¿Qué hacen con todo lo que aprenden en el aula?
Tenemos aquí a los abuelos que puedan ser transmisores del conocimiento. Tenemos que aprovechar a nuestros mayores porque están al cuidado de nuestros niños y adolescentes y pueden ser un nexo fantástico para transmitir conocimiento y experiencia.
Teniendo en cuenta cómo son los universitarios, ¿se liga mucho en la Senior?
(Ríe) Yo eso no me atrevo a decirlo. No tengo ni idea. De alguna manera, buscan nuevas amistades. Como hacemos todos.
Así que se dedican a estudiar.
Tampoco tenemos que ponernos esa condición de aprender. Aquí vienen un poco a escuchar. Todas las materias que se imparten con su rigor académico y científico pero buscamos que sean sesiones muy divulgativas, que se acerquen a lo cotidiano.
¿En qué?
Materias como Economía, Sociología... Se busca acercarlos a la actualidad, que muchas veces podamos comentar esas noticias que leemos en la prensa.
¿Cómo se enfoca la clase?
Se busca el debate. El hecho de que aumentes tu conocimiento influye en que seas mucho más crítico, y es eso lo que se busca: que la ciudadanía sea crítica, crear opinión. Porque en el momento en el que tenemos conocimiento, tenemos opinión.
¿El debate es encarnizado?
Dentro del respeto, al profesor le gusta, porque nuestros alumnos están muy motivados. Pueden ser temas controvertidos pero nunca es un debate muy encarnizado, solo son opiniones.
¿No les examinan?
La evaluación es voluntaria. Puede ser que en algunos casos los alumnos piden ser examinados de manera voluntaria, hacer pruebas de evaluación, trabajos...
¿Alguno ha copiado?
(Ríe) No, porque son voluntarios. Solo se exige presencialidad.
Intentamos que la brecha digital no sea una barrera. Es un tema que nos preocupa
Uno de los tópicos más recurrentes en lo que se refiere a conocimiento y a la Tercera Edad es el problema que le supone acercarse a las nuevas tecnologías, que hoy en día ya son omnipresentes. En la Universidad Senior, la formación en Humanidades es la más importante, pero también tratan de pone su grano de arena para cerrar esa brecha digital.
¿Cómo afrontan este tema?
Es un tema que nos preocupa bastante y se viene trabajando desde el inicio de la Sénior y ya tiene materias vinculadas, como Informática (1, 2...) y, hasta hace poco, un taller avanzado de internet y multimedia. Así que las TIC están presentes. Y tenemos algunas materias que se busca que nuestros mayores se vayan acercando a las nuevas tecnologías ¿Qué mayor no tiene una tableta, o un móvil?
Pero que sepan manejarlo es otro asunto distinto.
Cada vez menos les intimidan las máquinas, porque la edad son 50 años de entrada, y los de nueva incorporación son gente que viene con más herramientas. El problema son los mayores de 75-80 años, gente que no tenía mucho conocimiento.
¿Se atreven a aprender?
Son materias en las que siempre cubrimos todas las plazas. Intentamos que la brecha digital no sea una barrera y estamos en ello.
¿Qué les interesa de internet? ¿Hacerse youtubers?
Recientemente, pasamos una encuesta a la profesora de Informática: redes sociales, páginas de app, y muchos nos preguntan por Spotify, Youtube... y por Skype, porque muchos tienen a sus hijos o nietos fuera y es una manera de comunicarse con ellos.
Pero la tecnología no es lo materia que más les gusta, ¿no?
Dado el perfil de los alumnos les gusta Humanidades y Ciencias Sociales. El arte, la historia... La Historia de Europa tiene muchos alumnos, aunque es obligatoria y también la Historia del Arte. Están tan encantados con el programa que les gusta todo.
¿Y ciencias?
Hay una materia que se llama “Matemáticas de la vida”, pero no les enseñamos matemáticas en sí, sino cómo están presentes en la vida.
¿Cómo se defienden con las materias más duras?
Aquí es muy importante el profesor que la imparte. La manera de expresarlo, el acercamiento... Así pasa en temas que parecen un poco áridos, como la Filosofía. Yo soy de ciencias y la filosofía no es uno de mis fuertes pero ellos, si tienen la opción de repetirla cuando finalizan, suelen hacerlo.
¿Pueden repetir? ¿Cómo funciona el plan de estudios?
Son cuatro cursos académicos donde los alumnos tienen dos materias obligatorias y luego una opción de optativa de entre doce. Pero luego, a mayores, pueden hacer talleres, y son materias de dos horas quincenales, con una metodología más práctica y participativa.
¿Lo hacen todo en cuatro años?
No les da tiempo a cursar todas las optativas, así que cuando se gradúan se les permite matricularse en las materias que no hayan dado. Incluso a alguno le ha gustado alguna materia y pide volver a cursarla. Hasta ahora se les ha dejado. Y también introducimos nuevos talleres.
¿Y quieren participar en todos o están algunos años y luego se cansan?
El éxito de la Senior es demostrable porque los alumnos no quieren abandonarla.