Concebido como una puerta de entrada para los peregrinos que llegaban a Galicia por mar desde las islas británicas y los países nórdicos, el Camino Inglés tuvo sus inicios en el siglo XII y poco a poco se fue expandiendo hasta ocupar un total de 18 municipios, de los cuales seis pertenecen al área coruñesa (A Coruña, Cambre, Culleredo, Betanzos, Abegondo y Carral).
Desde Ferrol –que inicia la variante más amplia de 120 kilómetros– hasta su finalización en Santiago de Compostela, el Camino Inglés ha sido uno de los más perjudicados por el paso del tiempo. En el caso de A Coruña, apenas quedan indicios del trazado original, que ha ido desapareciendo en medio del desarrollo urbanístico. La capital herculina es el punto de partida de la variante más antigua, que tiene unos 80 kilómetros de recorrido.
otros itinerarios
Quitando algunos tímidos intentos para promocionarlo –como el Consorcio do Camiño Inglés– su difusión siempre ha estado a la sombra de otros itinerarios más célebres, como el Francés o el del Norte. Pero la Dirección Xeral de Patrimonio ha propuesto una serie de proyectos para recuperar y delimitar todas las rutas, entre ellas el Camino Inglés y el Primitivo (que discurre por León y Oviedo).
Tras la presentación del nuevo trazado el pasado mes de septiembre, la Xunta abrió un plazo de dos meses para que los afectados por la delimitación pudieran exponer sus alegaciones. Concluido ya ese período, los técnicos de Patrimonio estudian las solicitudes presentadas para que se pueda proceder a la aprobación definitiva que se realizará a finales del mes que viene, según han avanzado desde la Xunta.
Pese al alto número de alegaciones presentadas al proyecto (entre ellas, las de Betanzos y Culleredo), desde Patrimonio destacan el laborioso trabajo previo que se ha desarrollado para fijar la delimitación del Camino. “Analizáronse numerosos estudos históricos para ver o roteiro orixinal e se acordou o trazado cos concellos e as asociacións de amigos do Camiño de Santiago”, señalaron fuentes de la dirección xeral.
El proyecto comenzó a gestarse a raíz del último Xacobeo, con el propósito de mejorar la conservación de las rutas de peregrinaje a través de su delimitación como establece la ley de protección de 1996. Para ello, se restringirán usos y actividades en las zonas laterales de protección (de 100 metros como mínimo) y en el entorno del Camino y se fomentará la recuperación de los elementos patrimoniales que se encuentren en sus cercanías.