“Volta, la frontera está fechada”. La frase se escuchó ayer decenas de veces en los cruces fronterizos entre España y Portugal, un país que amaneció aislado en medio de un crecimiento desbocado de la pandemia.
La medida, que el Gobierno de António Costa denomina “autoconfinamiento” y no cierre de fronteras, entró en vigor a la medianoche del sábado, cuando se repusieron los controles terrestres en la Raya hispanolusa.
En los aeropuertos se establecieron corredores específicos para los ciudadanos portugueses, que deben demostrar que efectivamente tienen autorización para embarcar dado que tienen prohibida la salida del país.
También se controlan las llegadas debido a las restricciones sanitarias impuestas para los vuelos de países de la UE en función de la incidencia del virus.
Los viajeros procedentes de países con más de 500 casos por 100.000 habitantes, como España, República Checa o Irlanda, deben presentar una PCR con resultado negativo realizado hasta 72 horas antes del despegue y guardar 14 días de cuarentena a la llegada.
Para países con entre 150 y 500 casos por 100.000 habitantes, como Alemania, Italia o Francia, sólo se exige la prueba PCR negativa, y los que tengan una incidencia menor, como Finlandia o Noruega, no tendrán ninguna restricción de viaje.
Además, se suspendieron todas las conexiones ferroviarias y fluviales con España y se mantienen suspendidos los vuelos con Reino Unido y Brasil, salvo para operaciones de repatriación.
La Raya, la frontera que comparten España y Portugal, la más antigua y larga de Europa, con 1.200 kilómetros, solo tiene desde ayer ocho cruces habilitados para el tránsito de ciudadanos con permisos específicos.
Como ya ocurriera en la primera ola, cuando se cerró entre el 17 de marzo y el 1 de julio, solo trabajadores trasnacionales, transportistas, portugueses con residencia legal en el extranjero o que salen por motivos de reunificación familiar y servicios de emergencia y humanitarios, tienen permiso para cruzar.
Tráfico fluido en Tui
El tráfico fue escaso y fluido en las primeras horas de ayer en el paso de Tui (Pontevedra) y Valença, tras el restablecimiento de los controles fronterizos.
Pocos turismos circularon ayer para cruzar por el puente internacional sobre el Miño y los que lo hacían eran retenidos por los controles de la Policía desplegados en territorio español.
Según el Ministerio del Interior, de los 13 pasos autorizados en España, en Galicia estarán abiertos las 24 horas los siete días de la semana el de Tuy-Valença y el Verín-Vila Verde da Raia.
Además, el de Salvaterra Do Miño-Monçao (Pontevedra) abrirá solo de lunes a viernes de 08.00 a 10.00 y de 19.00 a 21.00 horas.
Asimismo, Renfe suspendió desee ayer los servicios ferroviarios entre Vigo y O Porto.
Más controles
“Volta para Portugal, la frontera está fechada”, indicaban ayer los agentes de los controles instalados en Vilar Formoso (Portugal) y Fuentes de Oñoro (España).
No obstante, según el jefe del Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF) de Vilar Formoso, Acacio Pereira, la jornada transcurre con normalidad aunque con “un movimiento bastante acentuado, por ser el inicio del control”.
Las restricciones son un mazazo para los pueblos de la Raya, como reconoce el alcalde de Vilar Formoso, Manuel Gomes. l