El alcohol está detrás de cerca del diez por ciento de las muertes en España, de forma directa o indirecta, un porcentaje que se eleva al 25% en la franja de edad de entre los 20 y los 39 años.
Sin embargo, la mayoría de las personas desconoce su elevada toxicidad y la cantidad de enfermedades y lesiones que se relacionan con un consumo de riesgo o perjudicial. Por eso, la sociedad científica Socidrogalcohol, la farmacéutica Lundbeck y la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España (Caarfe) elaboraron el documento sobre el Transtorno por Consumo de Alcohol (TCA), “Alcohol, una amistad peligrosa”, presentado ayer. Todo ello para concienciar sobre este trastorno y luchar contra su estigma social, que en buena medida es “culpable” de su infradiagnóstico. Sólo dos de cada diez casos de alcoholismo son diagnosticados y el primer profesional que tiene la llave para hacerlo es el médico de atención primaria, según el doctor Francisco Pascual, especialista en adicciones y presidente de Socidrogalcohol.
Muchas personas fueron diagnosticadas después de que el médico de familia constatara este problema a través de un test o de los indicadores de salud de un análisis de sangre. Pero después llega el tratamiento y muchos enfermos se echan para atrás, de ahí la importancia de que estos profesionales tengan una formación específica para motivar al paciente y que se de cuenta de que sus problemas están motivados por el consumo de alcohol y que disminuirán si lo reduce de alguna forma.
Más del 40% de personas con TCA prefiere la reducción al verla como un objetivo más aceptable y realista, según el especialista, que no obstante advierte de que ésta es posible con ayuda de determinados fármacos, y solo para los casos de consumo leve y en algunos de consumo moderado. Si se lograra reducir, según Pascual, la mortalidad relacionada con el alcohol bajaría en un 5%, un cambio de paradigma en el tratamiento para esos casos.
El descenso en el consumo de alcohol, cuyo tratamiento “debería ser homogéneo” en todas las comunidades autónomas, haría que disminuyeran el 12% los casos de cáncer. No obstante, según el experto, en el caso de los pacientes graves, que pueden sufrir más de 60 tipos de enfermedades, como las hepáticas, cardiovasculares, mentales o diabetes tipo 2, el abordaje tiene que ser el tradicional, el de la abstinencia.
De lo que se trata, en definitiva, es de que esa persona termine por contemplar la posibilidad de tener un cambio en su vida y hacerle entender que pasa por una disminución o un abandono del consumo de alcohol, algo que hizo en su momento Ángel Jimenez, presidente de Caarfe. “Por más que me lo decía mi entorno, yo pensaba que controlaba”, afirma Jiménez, quien se dio cuenta que tenía que parar cuando tuvo una pancreatitis con 38 años. “Me di cuenta que el alcohol me había quitado todo por lo que había luchado”, declaró.
A las asociaciones llegan cada vez personas más jóvenes, chicos de 17 y 18 años, que vienen con este problema y consumiendo otras sustancias o abusan del juego online. Pero ¿cuándo el consumo es un problema? En las mujeres, un consumo de riesgo es de 2 a 4 unidades al día, de 14 a 28 a la semana. En el hombre, de 4 a 6 al día, de 28 a 46 semanales. A partir de esas cantidades, el consumo es perjudicial para la salud.