No se sabe cuándo el histórico dirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, “Josu Ternera”, decidió esconderse en un refugio del Mont Blanc, rodeado de nieve y vegetación, pero allí vivía, solo y con dinero –al menos 4.000 euros– y desde allí salía para hacer deporte, sobre todo marchas por la montaña.
Son algunos detalles sobre el etarra que se supieron ayer, un día después de que los agentes de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) de Francia, en colaboración con la Guardia Civil, le detuvieran cuando se dirigía al hospital de Sallanches.
Cargado con un mochila de montaña, con gorra y gafas y extremadamente delgado, como se aprecia en una fotografía tomada poco antes de ser detenido, Josu Ternera se hizo el sorprendido cuando los agentes le interceptaron. Se trataba de un error.
Lo dijo en un perfecto francés, aunque él se hacía pasar por un escritor venezolano de nombre Bruno Martí, según publica el diario “El País”. Finalmente, tuvo que reconocer que era la persona huida de la justicia hace 17 años, con cuatro causas pendientes en la Audiencia Nacional y una condena de ocho años en Francia pendiente de cumplir.
Josu Ternera vivía solo en una cabaña que reunía las mínimas condiciones de habitabilidad, según resaltan fuentes de la lucha antiterrorista, que no han sabido precisar desde cuándo se refugió en esa especie de cabaña ubicada junto al pueblo de Saint Nicolas de Véroce.
El exjefe de ETA no llevaba armas en su mochila, aparentemente bastante cargada, pero sí 4.000 euros en metálico. Los investigadores se preguntan de dónde sacó ese dinero y si se le suministró desde los rescoldos de la organización terrorista. Como también tratan de averiguar si es verdad ese rumor que desde hace años ha circulado de que Josu Ternera padece un cáncer. De todos modos, las fuentes creen que el etarra se dirigía al centro hospitalario para una consulta puntual y no para recibir tratamiento oncológico. Y en espera de confirmar este extremo, la constante actividad deportiva del histórico dirigente de la banda puede tener mucho que ver con su delgadez.
Urrutikoetxea era un objetivo prioritario para la Guardia Civil y para la DGSI, así que, como comentan las fuentes, parece lógico el “subidón” de adrenalina de los agentes que lo interceptaron.