Mejoría y buen ambiente. Esto es lo que sienten Lito, Luis y María José, tres de los 150 usuarios de la Asociación de Parkinson, al acudir a las instalaciones y encontrarse con sus compañeros.
Cada caso y cada diagnóstico es diferente. Por ejemplo, Lito comenzó a notar, tras un golpe en una obra, que “no tenía control de la mano y pierna derechas”, mientras que Luis empezó “a coxear da perna esquerda e o brazo non o movía”. En su caso, María José comenzó con una depresión, de la que pensó “ya pasará” y estuvo así durante dos años, hasta que comenzó con rigidez en un pie. Todos ellos son afectados de párkinson de inicio temprano, lo que quiere decir que les diagnosticaron la enfermedad con menos de cincuenta años.
Un diagnóstico temprano y que se asimila de diferentes formas, pero gracias a la asociación y sus actividades, la sobrellevan mejor. Aseguran que les costó dar el paso de entrar en contacto con la entidad por miedo a ver a personas muy afectadas pero, cuando llegaron, se dieron cuenta de que podían compartir sus experiencias con sus compañeros y que todos tenían positividad, “algo fundamental para llevar la patología”, como ellos dicen.
Clases y risas
En enero comenzaron en la asociación las clases de hidroterapia para párkinson con inicio temprano. Una actividad semanal con la que los pacientes fortalecen “cuerpo y alma”. Comenta Lito que en la piscina “fortalece las piernas y los brazos”. A lo que María José añade que “ejercitas los músculos”, pero que el aspecto lúdico también es fundamental.
Por su parte, la fisioterapeuta del centro, Sandra García, con más de veinte años de experiencia a sus espaldas con la enfermedad, apunta que ella valora la hidroterapia “como una de las actividades más positivas y eficaces de la asociación”. Con ella, asegura, ganan seguridad, amplitud de los movimiento y calidad a la hora de realizar los ejercicios. “Desde enero hasta ahora, noto un salto cualitativo enorme”, dice.
Una vez a la semana acuden a la piscina del polideportivo de Elviña –gracias a una ayuda de la Diputación y de La Caixa– y los ocho usuarios de la asociación que participan comienzan la clase con un calentamiento –caminan por la piscina y hacen movimientos amplios para preparar la musculatura– para, seguidamente, como dice la fisioterapeuta, “llegar al grueso de la clase”, donde realizan actividades “más dinámicas y específicas”, donde asegura que con todos los elementos de los que disponen en la piscina –tablillas de flotación, churros y balones– y el buen carácter de ellos, “la actividad es entretenida y lúdica”. Finalmente, realizan una parte de enfriamiento –”con un poco de relax”– y terminan con estiramientos.
Por otro lado, también incluyeron, en octubre del año pasado, una clase grupal de psicología de inicio temprano. Una vez al mes, como cuenta la psicóloga Sabela Bouzas, se reúnen las seis personas que forman el grupo, entre las que se encuentran Lito, Luis y María José, con el fin de “tener un espacio para contar cómo se sienten, sus síntomas, características de su vida y todo lo que quieran compartir” y, a su vez, se aconsejan, intercambian opiniones y cuentan sus experiencias.
Bouzas asegura que su trabajo va enfocado a que se adapten, dentro de las limitaciones que tienen, a su vida. “Al mejorar la salud mental, estás mejorando la calidad de vida de la persona”, indica la psicóloga.
Grupo multidisciplinar
La fisioterapeuta Sandra García asegura que los profesionales que trabajan son una piña: “El equipo multidisciplinar está muy unido y buscamos el beneficio del paciente, en todo momento”.
La especialista cuenta que tienen reuniones de equipo todas las semanas y exponen los casos para poder mejorar, lo máximo posible, la calidad de vida del paciente. Un grupo con un objetivo común: el bienestar de todos.