Cuando no prepara raciones de arroz con bogavante en su restaurante El Cantoncillo, Manuel Moledo coge el pincel y se refugia en paisajes. Pinta a los caballos de rojo y a los toros, azules y explota la paleta para llevar la expresión al máximo aunque se trate de seres inanimados como las hojas o el mar. El resultado es un ejército de cuadros de grandes dimensiones que se podrán ver en enero dispersos por distintos locales de hostelería.
De esta forma, su impronta se beberá al mismo ritmo que un vino en el restaurante Pé Franco, situado en la plaza de la Constitución, a pocos metros de donde tiene Moledo el suyo.
El arte del coruñés también se podrá apreciar en Casa das Veigas, en Abegondo. Haciendo juego con la carta del local. Son todo lienzos de gran formato y pintados al óleo, donde la figuración está tocada por la irrealidad.
En este sentido, Moledo pone en práctica todo lo aprendido junto a Moncho Lafuente. Y es que en el estudio de su amigo empezó a darle forma a un estilo que hoy se puede ver en estos dos puntos del mapa gastronómico coruñés. Para que el comensal disfrute todavía más, Moledo le ofrece sus pequeños universos de 90 por 120 centímetros. Además, sus creaciones pasan a lo largo del año por El Cantoncillo. Son como el pan en la mesa. Un elemento fijo en el paisaje del local de Azcárraga.