La campaña del centollo comenzó ayer en A Coruña. Fue el primer día que los barcos descargaron este crustáceo en la lonja y se llegaron a vender hasta 3.000 kilos, una cantidad equiparable a la del año pasado. Las mejores piezas alcanzaron los diez euros de precio máximo en primera venta, un precio que se llegó a duplicar en las plazas.
“Todavía le quedan unas semanas”, indicó Ignacio Iglesias, el responsable de cancha de la lonja, respecto a la calidad del producto. Señaló que, aunque había ejemplares buenos y llenos, “no eran la mayoría”. Iglesias valoró el inicio de la campaña en la línea de los ejercicios anteriores. “La semana que viene a ver si ya vamos viendo cómo será la campaña de este año”, indicaba.
La visión de las placeras, en cambio, es mucho más positiva. En la plaza de Lugo todos los vendedores hablaban de lo “llena que venía este año” y lo achacan a que en este ejercicio el fin de la veda se ha retrasado casi dos semanas respecto a 2012. Además, en 2013 no ha habido campaña en verano, con lo que las vendedoras están convencidas de que esto les ha ayudado. “El centollo está muy bueno”, convencían en Mariscos Longueiro a un cliente. “Está llenísima”, aseguraba también Teri, del puesto 48.
Más cautos eran en Mariscos Aurora, en donde corroboraban la importante cantidad de ejemplares que había, pero advertían de que había “mucha vacía por ahí”. De ahí que los precios fuesen tan variados. Desde 15 y 16 euros las más pequeñas hasta 20, 21 e incluso 25 euros el kilo.

ventas
Respecto a las ventas, a primera hora de la mañana las concesionarias de la plaza de Lugo todavía no estaban muy contentas: “Regularcilla, otros años la gente ya estaba esperando”, afirmó Teri, que achacaba al mal tiempo la falta de clientela. Otros vendedores creen que todavía es pronto y que muchos vecinos todavía no saben que finalizó la veda. “Aún no todo el mundo se enteró de que abría”, declaraban. Salvo los restaurantes, que son los primeros en encargar sus ejemplares.
Belén Nogueira, en cambio, está muy satisfecha con el resultado. Solo le quedaron algunas piezas sin vender de las decenas que ofrecía en Mariscos Longueiro: “Se vendió bastante bien para la poca gente que entró en la plaza, la gente estaba deseando que viniera el centollo”.