El aniversario del 11M, el mayor atentado terrorista en suelo español, se celebró ayer. El ataque yihadista demostró lo vulnerable que era el sistema ferroviario; por eso, tras los últimos atentados en Europa, que elevaron el nivel de alerta a 4, se vigilaron las estaciones de tren. Sin embargo, tanto policías nacionales como guardias de seguridad, que se encargan de la vigilancia de la infraestructuras, denuncian que graves carencias en la seguridad de la estación de San Cristóbal: personal insuficiente, accesos sin vigilar y falta de equipamiento son los más graves.
Uno de los principales es que no hay un arco detector de metales por el que deban pasar los viajeros. “Sí que hay un escáner por donde se pasa el equipaje, pero no tiene sentido que se examinen los bultos y los pasajeros puedan llevar cualquier clase de arma debajo del abrigo”, inciden fuentes policiales. En algunos casos, por ejemplo, se le han intervenido cuchillos a algún sujeto. Además, en muchas ocasiones, ni siquiera se pasa el equipaje por el escáner, para evitar que se retrase la salida del tren.
La delincuencia siempre va un paso por delante de la Policía en muchos aspectos, pero en la seguridad de las estaciones, tanto la Policía como la seguridad privada trabajan muy por debajo de los medios ideales. “Un vigilante y un escáner en estaciones cabecera no es suficiente, porque los apeaderos y las estaciones intermedias carecen de la más mínima seguridad”, señalan las fuentes del Cuerpo Nacional.
endurecer el protocolo
Desde el sindicato FTSP-USO, Iván Blanco señala que, a pesar de que recientemente se ha firmado un nuevo contrato de seguridad por parte de Adif, la empresa pública que se encarga de las infraestructuras ferroviarias, todavía hay carencias: “Por la noche, hay un único vigilante, cuando antes de los recortes había dos”. También considera necesario “hacer un poco más duro el protocolo de seguridad e implementar medidas”.
El cierre perimetral es una, porque no es la primera vez que descubren a extraños rondando por los terrenos de la estación de noche. A veces, simplemente para atajar, otras, para mantener encuentros. “Cualquiera puede entrar”, denuncian.