El conocido eslogan “A Coruña, la ciudad en la que nadie es forastero” se demuestra cada vez más a la hora de analizar las estadísticas de migraciones en Galicia según las que, de entre las siete ciudades de la comunidad, esta es la principal receptora de inmigrantes. Una de las problemáticas que ha disparado la llegada de nuevos vecinos es la de Venezuela, cuyos habitantes vienen buscando una nueva oportunidad para hacer su vida con más tranquilidad. Sin embargo, mientras los extranjeros ven la localidad herculina como un punto donde asentarse los vecinos de A Coruña siguen marchándose de forma numerosa tanto al resto de España como a otros países.
La dinámica en Galicia, y en consecuencia en A Coruña, siempre ha sido la misma: los distintos ciclos migratorios de los ciudadanos conviven a la perfección. Sin embargo, desde la recesión por el boom del ladrillo y la sucesión de crisis en otras naciones, las cifras parecen haberse disparado. La ciudad cerró el pasado ejercicio como la principal receptora de inmigrantes de entre los siete grandes municipios de Galicia. Aquí se registraron –y quizá falten personas por hacerlo, además de las mudanzas que se hayan producido este año y de las que todavía no han trascendido datos– 3.571 extranjeros nuevos siendo Vigo la siguiente, con 2.637.
De entre 16 y 54 años
Si bien es cierto que la subida se da en todas las localidades, la evolución en la última década es especialmente llamativa en la localidad. Según datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) que se acaban de hacerse públicos, entre 2017 y 2018 la ratio de empadronamientos subió algo más de un 25%.
En una década el incremento de población inmigrante ha sido del 120%, a mucha distancia de Vigo u Ourense y 20 puntos por delante de Santiago. Del total de nuevos residentes los dos sexos han ido siempre muy parejos, pero con la mujer por delante.
Por ejemplo, el año pasado viajaron 1.900 mujeres frente a 1.691 hombres. Además, las cifras se mueven sobre todo en personas cuyos ratios de edad van desde los 16 y los 54 años (1.104 y 1.371 respectivamente. Unos de los principales protagonistas de esta evolución son los venezolanos, que escapan de la situación de precariedad que se vive actualmente en su país.
La presidenta de la Hermandad de Venezolanos en Galicia (Hevega) que ayuda a todos los compatriotas que lo solicitan desde su sede en A Coruña, Rocío Ruiz, estima que actualmente ya puede haber empadronados “más de 4.000 y unos 10.000 en la provincia”.
“Creo que la gente escoge esta ciudad porque ve que tiene más oportunidades de trabajo”, dice, aunque también hay quien prueba suerte en Pontevedra y Vigo. No ve otra explicación porque los flujos se están moviendo a las grandes capitales (Madrid y Barcelona) y a las comunidades de Canarias y Galicia, donde existen algunas conexiones por los “emigrantes retornados”.
O porque muchos compatriotas conocen a algún canario o gallego que se marchó en su día al otro lado del Atlántico. Muchos de los que están relacionados de alguna manera con la comunidad tienen las raíces en las provincias de interior, sobre todo, en Ourense pero no ven el mismo potencial para construir una nueva vida allí.
Dos caminos distintos
“Hay dos tipos de emigrantes: los retornados, que son los gallegos y sus hijos y nietos, que gracias al programa Retorno 2020 de la Xunta están teniendo facilidades y subvenciones de 18 meses para ayudar al emprendimiento”, comenta Ruiz. Por eso, cada vez hay más vecinos procedentes de Venezuela detrás de todo tipo de negocios.
Para aquellos que llegan a la ciudad sin un nexo tan claro, solo porque conocían a algún gallego, “es un poco más complicado” evolucionar porque hay mucha más burocracia de por medio. Aún así, recuerda que con “humildad” hay economistas, médicos y otro tipo de profesionales con estudios que han ido empleándose en lo que han podido para subsistir aquí y enviar dinero a su familia.
Evolución interanual
Esta búsqueda de un futuro mejor o más estable en A Coruña por parte de gente que viene de fuera contrasta con el éxodo que se mantiene entre la población coruñesa de nacimiento o que ya estaba establecida aquí desde hace mucho tiempo.
En el último año la emigración de coruñeses a otros puntos de la provincia, la comarca o al resto de Galicia creció un 28,3% respecto al año anterior. Es decir, en 2018 se marcharon 9.467 personas –un número similar al de 2009, en plena crisis económica– unas 2.000 más de las que lo habían hecho en 2017.
Los expertos del IGE detectan la misma dinámica en el traslado al extranjero, pues hace diez años estaba solo un 18% por debajo del número actual y entre 2017 y 2018 se disparó por encima del 189%, cuando se despidieron del país 2.023 vecinos.