Como una erupción volcánica. Así salió a la superficie musical Rosalía Vila, una cantante catalana de 25 años que en poco tiempo, y con dos discos, se ha convertido, vía YouTube, en portada del panorama musical español y hay quien dice que se va “a comer el mundo”. Está hasta en la “sopa”, un hito mediático. Su presencia en las emisoras de radio, televisión, revistas, listas de éxitos, elegida como modelo de Pull&Bear, para una nueva colección, como actriz en una película de Almodovar, y su brillante actuación en la entrega de premios de la MTV, la han aupado de manera fulminante al estrellato.
Y todo gracias al “flamenco urbano” y ese “Malamente” un tema “criollo” de su disco “El Mal Querer”, que nace del mestizaje del flamenco y el trap, que se escucha por doquier y la ha convertido en “reina del pop” con solo dos álbumes. Está inmediatez demuestra de alguna manera que el panorama musical español estaba necesitado de un revulsivo, de un hallazgo estelar para salir de la “monotonía” estilística que anda rondando por el ambiente.
Llego Rosalía poniendo en el escaparate sus raíces flamencas y todo el mundo –bueno casi todo– empezó a “tocar palmas” para acompañar este sonido vestido de vanguardia, de “tracatá rapero” con sonoridad extraña que llama la atención al no responder a los “códigos” de las radio fórmulas. Con la colaboración de El Guincho en la producción, se está “comiendo” el mercado, siendo la cantante favorita de los medios “hÍpster”, esa cultura urbana con gustos e intereses asociados a lo “vintage”, a lo alternativo e independiente. Y en ese habitáculo social y musical, se crió y recrió el trabajo de Rosalía, mezclado sin prejuicios y superponiendo dos géneros tan dispares como el flamenco y el reggaeton –palos del flamenco, electrónica downtempo, y una voz sin freno, con mucho “power femenino–, que no es realmente una novedad puesto que hay abundantes antecedentes de esta fusión de “arrimar” el imaginario flamenco a los ritmos negros de cada época. Ahora Rosalía, criada musicalmente en el flamenco, encontró su hueco al margen de la “cultura comercial” y ayudada por su “carisma fashion”, que lo tiene, ha logrado, paradójicamente, una comercialidad de “super estrella”. Y ya que sacamos a relucir los “palos” del flamenco decir que los puristas del flamenco le arrean “palos” por doquier acusando a Rosalía de “apropiacionísmo cultural” y “anti gitanismo”. , con fines puramente estéticos, sin respetar la raíz de la que proceden, elementos gitanos y andaluces. Es lo que tiene la globalización.