La ordenanza del gallego llegó, pero tras la caída incesante de personas que lo hablan

La ordenanza del gallego llegó, pero tras la caída incesante de personas que lo hablan
Vista de uno de los plenos celebrados en lo que va de año | Pedro puig

El último pleno ordinario, celebrado hace dos semanas, alcanzaba un acuerdo histórico, ya que se aprobaba la primera ordenanza de la ciudad para impulsar el gallego desde la Administración local. Se trataba de una demanda histórica de muchas entidades, asociaciones y ciudadanos, pero llega en un momento en el que el número de personas gallegohablantes no para de caer.


Los últimos datos que maneja el Instituto Galego de Estatística (IGE) apuntaba que, en el municipio herculino había unas 45.605 personas que aseguraban hablar siempre en gallego o que era el idioma que más utilizaban, por encima del castellano. Esto significa un 26,4% menos de hablantes que tan solo una década antes, cuando eran casi 62.000 las personas que decían utilizar más, o exclusivamente el idioma propio de Galicia.


Pero no es el único aspecto en el que el gallego ha perdido peso, ya que el número de personas que señalaban en 2018 haber aprendido a hablar en gallego eran 38.356, un 32,2% menos de los que lo hacían una década antes, cuando más de 56.000 habitantes de la ciudad habrían aprendido a hablar en gallego.


Mientras tanto, la cifra de personas que indicaban haber aprendido a hablar simultáneamente en gallego y en castellano era de 57.722 personas, un 13,7% menos que tan solo diez años antes.


Hogares

Además, A Coruña pasó de ser la segunda ciudad, de las siete grandes de la comunidad, que más hogares tenía en los que se hablaba habitualmente en gallego, a ser la cuarta.


Según los últimos datos del IGE, solo en el 2,99% de los hogares herculinos se habla de manera usual el idioma. Esto significa que son solo 3.105, situándose por detrás de Ourense (3.607), de Santiago de Compostela (4.511) y de Lugo (5.608).


Además, la cifra coruñesa significa que se han perdido el 43% de los hogares en los que todos sus miembros utilizaban el gallego normalmente.


Mientras tanto, el número de hogares en los que no se habla habitualmente el idioma se incrementó en esa década. Si en 2008 eran el 87,98% de las viviendas herculinas, diez años más tarde esta incidencia era aun mayor, elevándose hasta el 90,89%, la más alta de Galicia.

La ordenanza del gallego llegó, pero tras la caída incesante de personas que lo hablan

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