Los problemas del Deportivo van mucho más allá de los aspectos futbolísticos, como admitió Rubén de la Barrera tras el choque ante el Racing de Ferrol. El factor mental está mermando al cuadro blanquiazul al que le están pesando las piernas en este tramo final.
Gabriel Pita, expsicólogo del Deportivo, y actualmente educador físico deportivo y entrenador nacional de fútbol, desgrana para este diario los motivos que pueden estar suponiendo este bloqueo mental.
“Se habla de un problema mental porque hablamos de personas, primero se es humano y luego deportista. Vamos a vivir procesos mentales que van a influir en el juego y potencialmente en el rendimiento. Hay un problema de fútbol, que él detecta como técnico, de que el equipo no manifieste lo que él busca como entrenador, pero no se limita solo a capacidades técnicas, hay un componente mental”, aclara.
El detalle
“El futbolista piensa ‘si me cuesta marcar uno, cuanto más marcar dos’”
Con la campaña en un momento muy delicado, el dar un cambio a nivel mental implica un proceso de educación en un contexto en el que ya no queda tiempo.
Agilizar el aprendizaje
“Ahora, a mitad de temporada, todos los aspectos tienen que agilizarse, la idea de juego, un modelo y una forma de aplicarlo. Tanto el cuerpo técnico como los jugadores tienen que hablar el mismo idioma. Esa idea de juego va a sostener al equipo cuando los resultados sean buenos y malos. Esa idea se basa en lo procesos, en cómo plantear los partidos para imponerse”, apunta.
No obstante, a veces el cerebro nos juega malas pasadas. “Cuando tenemos un resultado positivo o negativo en nuestro cerebro se producen sesgos, nuestro cerebro nos juega malas pasadas y la realidad objetiva no es esa. Esos sesgos cognitivos tienen una sobreponderación de los potenciales peligros. Genéticamente estamos diseñados para que en una situación estresante le demos más importancia a los peligros de hacer algo que al potencial beneficio de hacerlo”, advierte Pita. De ahí el bloqueo blanquiazul: Cuando uno juega sabiendo que necesita un resultado positivo, le va a dar mas importancia al potencial peligro de que no salga bien que al potencial beneficio de aquello que se ha propuesto hacer. El jugador pasa a estar todo el rato percibiendo más los potenciales riesgos de su fallo que los potenciales beneficios”, un problema, ya que “un deporte colectivo (como el fútbol) implica un riesgo. Si un jugador juega con miedo a fallar un pase es imposible que se arriesgue en un pase y esos pases son a veces los que acercan a marcar goles”.
Además, esto produce “un efecto de contagio: si mi compañero no se arriesga y no se atreve, yo no quiero ser el que se equivoque”.
El peso del pasado
Pita avisa, asimismo, que la fragilidad mental está relacionada con que el jugador asocia en el pasado que no se ha podido recuperar de los golpes.
“Cuando nos pasan eventos vamos aprendiendo qué ocurre después. Un equipo que cada vez que ha recibido un golpe no ha sido capaz de empatar o de ganar, que encaja y acaba en una derrota hace que el problema se cronifique. No piensa en que ha encajado un gol y tiene tiempo de sobra para marcar uno y luego otro”, comenta el psicólogo.
Y es que lo que pasa por la mente del futbolista es algo muy distinto. “Lo que aparece en la cabeza del jugador es ‘ya hemos encajado, vamos por detrás’. Y cuando la necesidad del resultado es imperiosa, el jugador en vez de centrarse en el corto plazo, piensa ‘si me cuesta marcar uno cuanto más me va a costar marcar dos”, apostilla.
“El jugador ahora mismo está más preocupado de marcar un gol que del proceso que le va a ayudar a conseguir el gol”, apela y asegura que “cuando los resultados son necesarios, hay que conseguir que el rendimiento te lleve al resultado. Ir directamente a por el resultado no sirve”.
La ausencia de público
Asegura que la falta de espectadores en las gradas está pasando factura a equipos como el herculino, con una gran masa social
Un año después de que comenzase la pandemia el Deportivo apenas ha podido disfrutar en un par de partidos con su afición. Y la falta de seguidores es algo que el club, con muchos abonados y seguidores que acudían puntualmente a Riazor, le está pesando.
“Al Depor le puede perjudicar más, jugar en su contra, pero es algo que no se puede controlar, ni modificar. Lo mas importante es que el equipo se centre en lo que puede controlar y no en fugas externas”, pidió. Además, no escondió que el contexto es muy complicado y que la mente no se va a limpiar hasta que se salga de ella, pero este margen de días puede ser bueno para reconducir conductas. “Es una situación crítica, una semana sirve para trabajar, al final la cabeza hasta que se resuelva todo no va a descansar. Lo que sí puede hacer es redigirir, esos procesos en dirección equivocada y que se puedan reconducir”, zanjó el expsicológico blanquiazul.