La oportunidad del MAC

E ste 2018 no está teniendo un último trimestre nada positivo para los coruñeses. Con el Gobierno local enredado en sus propios ovillos –pisitos, antigua prisión, fórums gastronómicos, concursos no aptos para heterosexuales y otros jaleos varios– las malas noticias se suceden. Hay dos anuncios de cierre que, salvando las diferencias, nos preocupan a todos: los de Alcoa y del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de la empresa antes conocida como Unión Fenosa, que confiamos sean reversibles.
No nos sacudimos ese sambenito de que desde mayo de 2015 sólo somos noticia por cuestiones truculentas. Con tanto ruido de fondo por su mala gestión corremos el riesgo de que Xulio Ferreiro haga oídos sordos a las cuestiones que de verdad preocupan a los coruñeses. 
Es el momento del liderazgo. Cuando las cuestas se empinan es cuando una ciudad necesita un sherpa que la conduzca y afronte con fuerza los problemas cara a cara. Por desgracia, da la impresión de que Xulio Ferreiro opta por abrir el paraguas y esperar a que pase el chaparrón o, recurrir a su especialidad, echarle la culpa a otro. Y así no hacemos nada.
Hubo un tiempo, entre 2011 y 2015, en que A Coruña salía en los medios y era conocida por su compromiso con la cultura. Fueron cuatro años en los que la ciudad paseó su nombre unido al de Pablo Picasso por todo el mundo. Pero fueron también años en los que Palexco acogió importantes exposiciones, en su mayoría centradas precisamente en el arte contemporáneo.
Inaugurado en 1995 y reabierto en 2005, tras una ampliación que elevó sus superficie a los 9.000 metros cuadrados, hasta 2017 el MAC había recibido más de 600.000 visitantes, había organizado 450 cursos y talleres, 85 exposiciones, 250 conciertos de diferentes estilos y el pase de 225 películas y documentales.
Hay dos escenarios de futuro. Con esa colección como punto de partida, y con una gestión adecuada de la misma, A Coruña estaría en condiciones de volver a posicionarse como un referente nacional de las artes plásticas. Ya lo fue de la mano de Luis Caruncho, con una bienal de altísimo nivel y talleres con artistas de primera categoría. El otro hipotético escenario es la nada.
La Xunta ya ha anticipado su clara intención de que la colección no salga de Galicia. Le ha abierto el camino a Xulio Ferreiro. Pero ahora toca rematar. Es el Ayuntamiento de A Coruña el que debe aglutinar todo ese apoyo y cumplir los deseos de los coruñeses: que la colección permanezca aquí, en nuestra ciudad y sea esta su sede permanente. Desde María Pita debe hacerse de este asunto bandera, garantizando una programación estable y atractiva. Se trata de que nuestra ciudad siga siendo referente en arte moderno. Magnífica oportunidad.
 

La oportunidad del MAC

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