Este deseo surge de la una reflexión en torno al estado anímico, a las constantes vitales de la música llamada “moderna”, que surge de la analítica realizada al panorama musical español durante 2016. Cierto que tenemos un nivel de intérpretes muy bueno, que hay una cultura musical más que aceptable, pero un déficit de artistas “innovadores”. Una conclusión aceptada es la falta de creatividad e imaginación actual, que tiene sus posibles motivaciones en los aledaños que circundan a los artistas, a los creadores. Se dice que hay un momento para cada música y una música para cada momento y en la actualidad la que “toca” tiene un encefalograma creativo tirando a plano.
Necesitamos de una música “activista”, puesto que en su generalidad es una de las expresiones más maravillosas que tenemos, capaz de transmitir sensaciones a través de sonidos, melodías y ritmos que a lo largo de los tiempos el hombre ha ido descubriendo y elaborando para obtener una infinidad de posibilidades diferentes con las que transmite múltiples sensaciones y emociones, expresa miedos, alegrías, sentimientos de diversa índole, que se canalizan en ella haciendo que las personas alivien sus penas o acrecienten su alegría. Dicho con rotundidad: la música es fundamental para nuestra vida.
Pero el maravilloso mundo de la música siempre tuvo en su génesis y en su desarrollo una dependencia, como expresión del hombre que es, ligada con la mentalidad y problemas del “periodo histórico” que le toca vivir. De ahí que cada época y cada lugar tengan diferentes músicas que exponen quiénes somos y la cultura y tradiciones que nos rodean. Se preguntaba Friedrich Nietzsche, uno de los grandes pensadores del siglo XIX que además de filósofo, fue poeta, filólogo y músico: ¿Adónde se ha escapado ahora el espíritu formador de mitos propio de la música? Lo que de la música queda todavía es o bien música para la excitación, o bien música para el recuerdo, es decir, o bien un estimulante para nervios embotados y gastados, o bien pintura musical”.
Una que sigue resonando en el aire. Creo y espero que el espíritu de la música nos traiga un nuevo año musical más creativo porque la materia prima abunda. Solo falta canalizarla. ¡Feliz Navidad!