Los jueces no suelen ser muy dados a la crítica. Vamos, a dar a conocer su opinión sobre una determinada norma, que en su vida privada serán como todos. Por eso, es algo extraordinario el cabreo monumental que existe en el Supremo después de que el Gobierno de Pedro Sánchez haya decidido que sean ellos los que gestionen la salida de España de la pandemia. Ellos y las comunidades autónomas, que ya lo hacían hasta ahora pero que, desde el sábado tendrán tratar con los magistrados lo que pueden hacer o no y, a partir de ahí, intentar que no volvamos a caer en una nueva ola de contagios. La cuestión es que vamos de chapuzada en chapuzada hasta la que se supone que será la chapuzada final y todo por la indolencia de un Gobierno que, cuando intenta hacer algo, como el decreto que carga de responsabilidad al Supremo, lo hace tan mal que los jueces de ese alto tribunal ya dicen que no se puede aplicar tal y como está. Esperemos que impere el sentidiño de los ciudadanos, ya que el de los responsables gubernamentales ya vemos que brilla por su ausencia.