Lejos de ser esa gran mente de la estafa que todos nos imaginábamos, una especie de Frank Abagnale –Leo DiCaprio en “Atrápame si puedes”, para entendernos– a la española, el Pequeño Nicolás se presenta ante el tribunal como un chaval con delirios de grandeza al que las ganas de ser alguien se le fueron de las manos. Pero mucho. Tanto como para hacerse pasar por el inexistente enlace entre la Casa Real y el Gobierno y llevarse a dos policías en la comitiva. Sea solo un crío o un gran mentiroso, lo que parece claro es que tiene cualidades que lo mismo le valen para delinquir que para la política. Solo tiene que elegir.