U na de las cuestiones que más interesan en la actualidad a los gallegos es la sequía y, más que nada, cuándo esta situación va a llegar a su fin. Aunque todavía es pronto para saber si las precipitaciones se estabilizarán, en Aemet hacen un balance de este fenómeno.
—La escasez de lluvias preocupa, y mucho, en Galicia. ¿Cuál es el pronóstico para los próximos días?
—Esta Semana Santa ha habido ligeras precipitaciones, pero todo apunta a que la próxima semana se acabará la inestabilidad y volverá el sol.
\“Hoy en día tenemos más medios para poder hacer frente a una sequía extrema como la de 1953\”
—Teniendo en cuenta que es complicado hacer un pronóstico a largo plazo, ¿qué se espera para los próximos meses?
—La previsión que podemos hacer para primavera es que no se observan tendencias significativas. Hablando claro, el régimen de precipitaciones que se espera es aproximadamente el normal para la época. Aunque la fiabilidad no es tan grande como para como confirmarlo, esto permitiría cambiar la tendencia del último año que nos ha llevado a esta situación y la sequía dejaría de profundizarse.
—En valores numéricos ¿cuál es la cantidad de lluvia que debería caer en una primavera \“normal\”?
—Para el período abril–junio estaríamos hablando de precipitaciones entre 180 y 350 metros litros por metro cuadrado, teniendo en cuenta de si hablamos de Ourense o de A Coruña. El promedio de Galicia puede estar en los 260 litros por metro cuadrado.
—¿Eso es lo que llovió el año pasado por esta época?
—Lo cierto es que el período de déficit de precipitaciones que estamos viviendo empezó la primavera pasada. El mes de abril de 2011 fue excepcionalmente cálido y seco; y marzo también.
—Las autoridades aseguran que el abastecimiento de agua está garantizado para unos meses, pero, ¿se nota la sequía en otros ámbitos?
—Bueno, del tema de los embalses no podría hablar porque no es de nuestra competencia. Pero la sequía ya es patente en los recursos hídricos, como el caudal de los ríos o la humedad del suelo; lo que se nota, sobre todo, en la agricultura, la ganadería y la vegetación de los bosques. Nuestro ámbito es la sequía climatológica, que es la falta de lluvia, no la sequía hidrológica, aunque están, lógicamente, relacionadas.
—¿Se recuerda aquí en Galicia un año tan seco?
—Ha habido algunos. Para que se entienda, el índice de precipitaciones estandarizado (SPI) nos permite ver el déficit de lluvias en valores del 4 a –3. Decimos que estamos entrando en período de sequía en –1 y de sequía extrema en –3. Ahora mismo, el índice está sobre –2,6, lo que nos indica que estamos en sequía intensa. Similar a esta, nos tendríamos que remontar al año 89, aunque la más intensa que se recuerda desde que se tiene datos fue la de 1953. También hay que tener en cuenta cuánto se prolonga en el tiempo la sequía, no tanto por la intensidad como la duración del período de déficit de lluvias. En este caso no hace falta remontarse tanto en el tiempo, porque en el año 2004 tuvimos una muy prolongada.
\“Aunque se observen ciertas tendencias no podemos afirmar que el clima gallego se esté mediterraneizando\”
—¿Estamos preparados para una sequía como la del 53?
—Desconozco cuáles fueron las consecuencias exactas de esa sequía, pero hoy en día tenemos más medios, más posibilidad de ahorro y previsión, así que el impacto tendría que ser menor.
—Decía antes que no se aprecia una tendencia significativa para esta primavera. ¿Cómo se detecta dicha tendencia?
—La forma de elaborar el pronóstico es muy compleja. Se tienen en cuenta muchas variables. Por ejemplo, a corto plazo nos basamos en modelos numéricos, que son simulaciones físico-matemáticas de la atmósfera. Luego para las previsiones estacionales se usan modelos acoplados atmósfera-océano, en los que entra en juego la influencia del mar, que también se usa en los pronósticos para el cambio climático.
—¿Podría ser el cambio climático la razón del tiempo inusual que estamos teniendo?
—En parte. Esos modelos que se utilizan para hacer los pronósticos a largo plazo nos daban hace tiempo una cierta probabilidad de que se produjesen cambios bruscos de clima, ya sean períodos de sequía muy intensa o de precipitaciones. Lo que se está produciendo confirma, un poquito, que estamos inmersos en el cambio climático. Es decir, que tiene efectos en cualquiera de estas situaciones que son llamativas. ¿Cuánto influye? Eso aún no lo sabemos. Además, hay otros factores en una sequía como esta: la propia variabilidad natural del clima, la radiación solar o la \“Niña\”, que está situada en el Pacífico pero tiene influencia en todo el mundo.
—Hay grupos ecologistas que afirman que la sequía es un síntoma de que Galicia empieza a \“mediterraneizarse\”...
––Eso ahora mismo es avanzar demasiado. Si bien es verdad que se observan ciertas tendencias, no hay estudios concluyentes sobre ello. De todas formas, no podemos afirmar que tengamos un clima más mediterráneo que atlántico. Lógicamente un período prolongado es más llamativo aquí que en Andalucía, pero eso no significa que esté cambiando el tipo de clima o que las estaciones estén desapareciendo. Sequías las ha habido siempre en la Península. Sin ir más lejos, 2010 fue un año normal en Galicia e, incluso, con superávit de precipitaciones.
—Además de no llover, este invierno ha sido más frío de lo normal.
— Sí. En A Coruña, por ejemplo, tuvimos un par de olas de frío, por la irrupción de aire siberiano en la primera semana de febrero. Para que nos hagamos una idea, la media de temperaturas en esta zona en invierno está en el rango de 8 a 10 grados, y este año se movieron entre los 2 y los 0 grados.
—¿Un invierno frío y seco nos puede dar pistas sobre cómo será el verano?
—Es demasiado pronto para aventurarse. Aunque la gente esté diciendo que por tener un invierno seco hay que prepararse para un verano lluvioso, no hay nada que garantice científicamente estos pronósticos.
—Pero lo idóneo es que llueva también en verano, para poder salir de la situación de sequía, ¿no?
—Suponiendo que empiece a llover a partir de este mes de manera habitual, y aún teniendo un verano y un otoño con lluvias normales, Galicia no saldría de la sequía meteorológica hasta finales de enero de 2013. En este supuesto también se contempla que en abril no llueva demasiado y que venga junio lluvioso, por ejemplo. Por eso es mejor tomar todo el período en conjunto y no mes a mes. También en el caso de que septiembre venga muy seco, como ha pasado en los últimos dos años.