El efecto de la pandemia se deja notar con fuerza en los barrios. En Os Mallos, el cierre de los establecimientos es notorio, sobre todo en la avenida de Os Mallos, donde ahora mismo los comerciantes que resisten hacen frente a unas obras que paralizan la actividad de la calle.
El presidente de Distrito Mallos, José Salgado, reconoce que la asociación ha recibido, desde el estallido de la pandemia, una gran multitud de solicitudes de bajas por ceses de actividad. “Incluso este lunes recibimos dos llamadas de dos negocios que van a cerrar”, dice, aunque mantiene la esperanza de que algunos no se traten de cierres definitivos.
En cuanto a la avenida de Os Mallos, Salgado no logra encontrar un porqué de tantas liquidaciones, aunque, según considera, “puede que se note más porque es una calle en la que había un alto número de comercios, que es un sector muy afectado”.
La avenida de Os Mallos es una travesía “con mucha vida desde siempre”, pero ya antes de la pandemia, relata el presidente de Distrito Mallos, esta se fue “apagando”.
También hubo negocios que decidieron poner fin a su actividad con jubilaciones cuando llegó el covid, como es el caso de la famosa pastelería Santiago y Manolo, que se ubicaba en el número 36 y llevaba abierta desde el año 1998.
Ahora, con las obras, Salgado relata que “hay comercios que abren y no entra nadie a comprar se desaniman. Igual algunos más, cuando pasen las obras, se plantean abrir, pero ahora mismo no se dan las circunstancias”, indica. Con los trabajos que mantienen cortada la calle, la gente “está muy al límite”, y es que los coches no pueden acceder a los comercios y, además, “la gente no pasa mucho por allí, por lo que si no tienes ni un solo cliente en una mañana, pues decides cerrar porque no te compensa”, considera.
Como consecuencia de todo esto, los vecinos y comerciantes están molestos por la tardanza en finalizar las obras. “Pedimos que apuren porque desde fuera se ve que la obra está parada y poco queda para terminarla”, explica el presidente de la asociación de comerciantes del barrio.
Estos trabajos coinciden en el tiempo con las obras en la plaza de Padre Rubinos, a escasos metros una de otra, por lo que la incomodidad entre los residentes de la zona aumenta.