Para la mayor parte de los mortales, el lunes es comienzo de la semana. Para otros, en cambio, forma parte del fin de la semana anterior. Eso ocurrió a dos individuos, un ferrolano y un ribadense, que, tras pasar un fin de semana de fiesta en el Orzán, se vieron envueltos en un conflicto con unos traficantes en Monte Alto. Supuestamente, el ferrolano decidió abandonar al ribadense tras robarle el coche y habría desaparecido de no haber intervenido agentes de la Policía Local.
El incidente tuvo lugar a media mañana del lunes: parece ser que los dos sujetos habían estado de juerga durante el fin de semana y decidieron adquirir algo de droga para continuar la fiesta o quizá simplemente para poder afrontar la nueva semana. En todo caso, fueron preguntando en los locales que visitaban hasta que se encontraron con un amable desconocido que les facilitó una dirección en Monte Alto.
Según la versión policial, cuando llegaron al lugar les estaba esperando el sujeto en cuestión acompañado de otros tres individuos que, en vez de venderles droga, les sacaron el dinero que llevaban encima a punta de navaja antes de echarles de allí.
El ribadense estaba furioso y no quería dejar las cosas así. El ferrolano tampoco estaba contento, pero era más partidario de olvidarlo todo y regresar a casa. Ninguno de los dos quería denunciar a las autoridades cómo les habían robado, pero el ribadense decidió tomarse la justicia por su mano y reventar los cristales del narcopiso. El ferrolano seguía sin verlo claro, pero accedió a ponerse al volante del coche de su amigo y esperarle mientras cumplía con su venganza.
En algún momento dado le fallaron los nervios porque se dio a la fuga abandonando a su compañero. Pero, por pura suerte, apareció un coche del 092 y le explicó lo que había ocurrido. Le alcanzaron en la calle de la Torre y el ribadense recuperó su coche, pero no interpuso denuncia.