Detectan un aumento en el número de personas que duermen en los soportales del Orzán

La mayoría proceden de fuera de la ciudad y se mantienen cerca de la Cocina Económica
Detectan un aumento en el número de personas que duermen en los soportales del Orzán
Una mujer acampa en uno de los soportales del Orzán | Quintana

  Durante estos días en los que el frío arrecia se es más consciente de la gente que vive en la calle, sin contar con el refugio de un hogar. Cualquier soportal o entrada de una tienda es suficiente para los sintecho, pero estos se están acumulando en mayor medida en la zona del Orzán, según constatan los propios vecinos. Desde la Cocina Económica reconocen que existe este fenómeno, que achacan al hecho de que muchos de estos individuos en riesgo de exclusión social son nuevos en la ciudad. 


“No es que haya crecido el número de personas que duerme en la calle”, asegura Pablo Sánchez, trabajador social de la Cocina Económica. Este número, que ronda el medio centenar, suele ser bastante estable. A medida que los servicios sociales consiguen sacar a las personas que duermen al raso, aparecen otros, a menudo de fuera de la ciudad.


A Coruña puede enorgullecerse de disponer de una fuerte red social, integrada tanto por organismos públicos como por oenegés. La Cocina Económica, Padre Rubinos, Cruz Roja y el Ayuntamiento, a través de su Concejalía de Bienestar Social, forman parte de ella. Esta red atrae a indigentes que viajan desde otras ciudades, seducidos por los comedores sociales, el suave clima y el alojamiento, aunque sea temporal. 
La mayor parte de los individuos en riesgo de exclusión que reciben apoyo de los servicios sociales están alojados de una manera u otra. P or ejemplo, comparten piso, que es una forma muy común de solucionar este problema tan acuciante en A Coruña. Muchos de estos perfiles, cuando heredan una casa de un familiar, la abren a otros conocidos suyos a cambio de una pequeña renta. 


También existe el alquiler de habitaciones de manera más profesional o incluso el albergue de Padre Rubinos. A esto hay que añadir el centro de baja exigencia que el Ayuntamiento abrió a principios de octubre. Tiene cerca de 40 plazas y todavía no ha colgado el cartel de completo. 

 

 CIFRAS

50 INDIGENTES
duermen en la calle en A Coruña de media, aunque la cifra fluctúa a lo largo del año, y muchos de ellos consiguen acomodo finalmente 

694 DEMANDANTES
nuevos de ayuda registró el año pasado la Cocina Económica, de un total de 2.153, una cifra que no ha bajado en los últimos años 

40 PLAZAS
ofrece el centro de baja exigencia del Ayuntamiento, situado en las antiguas instalaciones de Padre Rubinos


Servicios en el centro 


Sin embargo, los indigentes recién llegados a la ciudad prefieren quedarse en el centro, cerca de la Cocina Económica, que es su principal fuente de alimento, y no solo eso. También cuenta con servicio de guardarropa, lavandería y ducha. 


En un momento de bonanza económica, en la que las cifras del paro se mantienen bajas, llama la atención que la necesidad de asistencia social no se haya reducido, pero hay que tener en cuenta que, al mismo tiempo, la tasa de pobreza también crece, al tratarse de empleo de baja cualificación, mezclada con la inflación. El año pasado, la Cocina Económica recibió a 694 nuevos demandantes de ayuda, de un total de 2.153 personas atendidas, veinte más que el año anterior. En 2011, en lo peor de la crisis económica, el número de casos nuevos nunca superó los 700.


Una de las claves para esta situación es el flujo migratorio, dado que el 56% de las nuevos solicitantes de ayuda son extranjeros. Este colectivo llega a la ciudad no solo con escasos recursos, sino también sin una red familiar que le ayude a asentarse, de manera que, cuando acaba con sus reservas, necesita ayuda, sobre todo en los primeros meses. Pero también existe un 37% de nacionales que se hallan en situaciones de pobreza o sin hogar.  Es un perfil emergente: un trabajador que no está en el paro, pero que trabaja de forma eventual o de lo que ahora se conoce como fijo discontinuo, que a lo largo del año se ve obligado a acudir en algún momento a la entidad. 

Detectan un aumento en el número de personas que duermen en los soportales del Orzán

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