Después de unas semanas bastante tranquilas en lo que a la red ferroviaria en A Coruña respecta, vuelven los problemas. Aunque esta vez, el problema no tiene nada que ver con la urbe herculina, ni siquiera con la comunidad gallega. 

Y es que, con motivo de la huelga de siete días de Renfe y Adif, más de 300 trayectos con origen o destino A Coruña se verán afectados. Los cortes, que provocarán paros parciales y totales en todo el país, se desarrollarán los días 17, 19, 26 y 28 de marzo, así como durante las jornadas del 1 y 3 de abril. 

Y es que esta huelga, a pesar de que coincide con los días previos a la celebración de Semana Santa, tiene su origen mucho antes. El pasado 23 de noviembre de 2023, los Comités Generales de Empresa del Grupo Renfe y Adif desconvocaron la huelga prevista tras alcanzar un acuerdo que garantizaba que tanto Renfe como Adif continuarían siendo los prestadores de los servicios de Rodalíes y Renfe Mercancías de Cataluña.

Además, también garantizaba que se preservaría la integridad de las plantillas en ambas empresas públicas y que se establecerían grupos de trabajo y negociación para adoptar soluciones consensuadas. 

Sin embargo, las organizaciones sindicales entienden que, tras la última reunión con el Ministerio celebrada el pasado 17 de febrero en la que se anunció la exclusión de la línea R1 de la Red de Interés General, estos compromisos han sido vulnerados. 

“Se acordó que todas estas cosas serían negociadas a través de representantes, y no está siendo así”, apuntan fuentes de la Confederación General de Trabajo (CGT).

Una privatización encubierta

Otra de las cuestiones que las organizaciones sindicales critican es la “privatización encubierta” de Renfe Mercancías. “El rumbo de Renfe Mercancias cada vez va a peor. Siempre nos transmitían que trabajaban para alcanzar una solución con opciones juridicas dentro del marco de los acuerdos y en la última nos informaron respecto a Rodalies que el modelo elegido era una empresa fuera del Grupo Renfe”, explican desde el Sindicato Español de Maquinistas Ferroviarios (Semaf). 

Asimismo, recuerdan que la Generalitat tiene transferidas las competencias de Rodalies desde 2010, pero hasta ahora no las ha ejercido plenamente. El marco actual permite gestionar y mejorar el servicio manteniendo como operadores a Renfe y Adif.

Por último, las organizaciones sindicales consideran que la exclusión de estas líneas de la Red Ferroviaria de Interés General (RFIG) implica que ya no estarán sujetas a la normativa de seguridad, operación y material rodante establecida a nivel europeo y regulada en España por la Ley del Sector Ferroviario y la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria. 

Esta situación podría traducirse en una disminución de los estándares de seguridad y en la pérdida de interoperabilidad con el resto de la red ferroviaria española y europea.

Un traspaso en vilo

El acuerdo de distribución entre Renfe y la Generalitat no es la primera vez que afecta a A Coruña este año. De hecho, todavía está pendiente saber si finalmente se trasladan seis de los doce trenes rápidos S-121 que operan en el Eje Atlántico a Cataluña.

De ser así, los sustitutos serán trenes con menor capacidad y más lentos que los actuales: los S-480 y los S-599, de 256 y 185 asientos, respectivamente.

Los usuarios no descartan que se desconvoque

Los usuarios recurrentes podrán ver afectados sus trayectos diarios, por lo menos, a la espera de que se conozcan los servicios mínimos que determine el Gobierno y, posteriormente, se publiquen en el Boletín Oficial del Estado (BOE). 

No obstante, desde la Plataforma de Usuarios Recurrentes de Media Distancia consideran que “habrá impacto, pero no enfado” al solidarizarse con los trabajadores y que, en casos de huelga ferroviaria, en los trabajos “suelen ser más comprensivos”. 

Aún así, no descartan que la huelga no se acabe produciendo ya que, “es tradición que la desconvoquen un día antes”, explican.