Alberto Juffé Stein (Buenos Aires, 1945) lo sabe todo sobre el corazón, no hay más que añadir. El actual secretario general de la Real Academia de Medicina de Galicia y exjefe del servicio del Cirugía Cardiaca del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña analiza la importancia de la Semana y el Día Mundial del Corazón en la tarea de concienciación sobre las enfermedades cardiovasculares (ECV). He aquí algunas de sus recomendaciones y vivencias.
¿Qué opina sobre la celebración de la Semana del Corazón?
Lo importante es concienciar a la población sobre la importancia de la prevención de las enfermedades cardiovasculares (ECV). Se producen por ellas más de 17 millones de muertes al año en el mundo. Creo que el corazón es descuidado, precisamente en la gente joven. La prevención tiene que empezar a edad muy temprana, con los padres y en los colegios. La Semana del Corazón es fundamental para eso porque es una oportunidad única para pensar en ella, en cómo cuidar el corazón para que te dure lo máximo.
¿Cómo se debe cuidar el corazón?
Con hábitos saludables. El primero es comer bien. Después lo fundamental también es el ejercicio. El ejercicio y el comer bien mejoran la salud, la calidad de vida, la longevidad y mantienen el equilibrio emocional y corporal. Para el corazón también es importante tener en cuenta los factores de riesgo, es decir, el peso, la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto, el estrés y el tabaquismo. Es importante que el tabaquismo desaparezca de todos lados. Esto es lo que hay que prevenir e inculcar a la gente.
¿Cómo concienciaba usted a sus pacientes, qué les decía?
Yo lo que hacía con mis pacientes era que les sacaba una tarjeta roja pero siempre les daba la posibilidad de reconducir. Animaba al paciente, le explicaba la importancia que tiene lo que no ha hecho y lo apuntaba en la historia clínica. Les digo para qué vas a tomar tres pastillas si puedes tomar una y controlar el resto con hábitos saludables, pero reconozco que es difícil porque muchos de los productos no saludables generan adicción y provocan felicidad.
¿Hacen caso de los consejos?
La gente está más concienciada y en general se toma las pastillas pero siguen descuidando los hábitos saludables y los factores de riesgo.
Parece haber un mayor cuidado pero los datos de mortalidad por enfermedades cardiovasculares no dejan de crecer... ¿puede que sea un cuidado estético?
Sí, es posible que la gente vaya al gimnasio para lucir bien y no pensando en que eso le va a dar una longevidad, mejor calidad de vida. Muchas personas se ponen con 45-50 años a hacer ejercicio y yo conozco más de un caso de muerte en esta situación. A esta edad y si nunca se ha hecho ejercicio previamente, tienen que ir a un cardiólogo y que vea qué capacidad funcional tienen y, según sea esta, recomendarle un tipo de ejercicio. Además, a veces, se va al gimnasio con un electrocardiograma normal, que no es tener un corazón normal.
¿Qué es un corazón normal?
Un corazón normal es el que se ha cuidado a través del tiempo con previsión y hábitos saludables. He operado a enfermos muy obesos y vuelven a la consulta por obesidad. Yo tengo una frase lapidaria: “¿Usted sabe por qué en la calle no hay personas mayores gordas? Porque se mueven”. La gente que camina con 80-90 años es gente delgada. Con esa edad y gordura, va por la calle en silla de ruedas.
Una radiografía de las ECV...
El perfil más afectado en ECV siempre suele ser el mismo, el de un varón fumador, estresado y obeso porque la obesidad está tras la hipertensión y la diabetes.
Dígame algo que le haya marcado de su experiencia.
Me marcan los pacientes que vienen con una imposibilidad cardiaca tremenda, no pueden andar ni respirar, los operas y son superagradecidos. A día de hoy me siguen saludando por la calle, es una de las cosas que tiene Galicia que se ha perdido en las grandes capitales. Hay algo que me preocupa ahora en los médicos, no aprovechan su parte de brujo. Si tú puedes aprovechar todo lo que sabes de ciencia, más un 20% que tienes de brujo, puedes curar a mucha gente con la palabra porque la gente confía en ti. Además, el tiempo que hoy pasa un médico mirando un ordenador es mayor que el que pasa mirando al paciente y es ilógico.