Alberto Armas se ha convertido sin saberlo en un pionero en la historia del cine. De golpe y porrazo, y a base de noches y noches en las salas de la ciudad, muchas de ellas hoy sólo un recuerdo, este coruñés de la avenida de Gran Canaria ha conseguido escribir, dirigir e incluso protagonizar de golpe dos películas: por un lado su primera creación en forma de largometraje, ‘Slasher’ (2022), y por otra, la intrahistoria de un aficionado al cine desde niño que se empeña en concebir un homenaje a los clásicos del terror, rodarlo desde su bolsillo y acabar por estrenar en grandes salas y, desde hace un par de semanas, enseñar su creación al mundo a través de Amazon Prime.
Y es que de los 17 premios y decenas de selecciones en festivales de todo el mundo, entre ellos B-Retina o el Europe Independence Film Festival, quizás el punto de inflexión le haya llegado con la exposición en un gigante del streaming a nivel mundial. Además, también las plataformas Planet Horror y Filmin, la predilecta de los cinéfilos de pro, han mostrado su interés a una distribuidora MSP, que ido llamando puerta a puerta.
El producto de Alberto Armas es en realidad una carta de amor a un género, el de los asesinos en serie enmascarados, a una época y a unos padres precursores que hicieron de sus sangrientas diversiones películas de culto. Los John Carpenter o Wes Craven, así como sus hijos Michael Myers, Freddy Krueger o Ghostface marcan las reglas del juego permanecen casi inalteradas desde finales de los 70: un psicópata, un entorno más o menos cerrado, una pandilla adolescente en el punto de mira y tanta sangre como humor negro.
Esos pilares innegociables son la base para el nacimiento del Diablo Rojo, un personaje hereditario con su máscara característica, en el que Julio se convierte en garante de la tradición familiar de la que ha sido testigo desde niño. Nada queda al azar: el malo tiene un diseño reconocible y fiel a los clásicos y hasta el nombre del protagonista, Julio, comparte su primera letra con Jason Voorhees. “Si son amantes del género, quienes le den al play se van a encontrar una caricatura, una película hecha con mucho cariño”, subraya su director. “No nos tomamos en serio a nosotros mismos, somos los primeros que nos reímos con el género y del género”, añade Armas, que vive los primeros días de exposición global todavía nervioso por las críticas. “Aún me afectan un poco y, cuando viene alguna cruel, también me molesta algo”, reconoce.
El último coruñés en llegar a Amazon no altera ni condiciona sus planes en función del éxito. Sabe que ‘Slasher’ es terriblemente personal, pero también tremendamente reconocible. En el horizonte de 2026 está la salida de una ineludible secuela. Entre medias la suerte está echada para que suceda como en el caso de ‘La mesita del comedor’ (Caye Casas, 2022), a la que un comentario positivo de Stephen King convirtió en objeto de culto.
Sin demasiado que hacer en cuestiones de viralidad, y después de conseguir que sus amigos y familia sólo necesiten de un click para repasar su creación, Armas se marca otro sueño: conseguir que algún día ‘Slasher’ sea proyectada en alguna de esas salas de la ciudad donde se puede gestar el nuevo Alberto Armas.