Cuatro dotaciones de Bomberos, la Policía Local y la Policía Nacional se trasladaron a la calle del río Traba, en el barrio de Os Mallos, debido a un fuego originado en uno de los inmuebles al filo de las 10.00 horas.
El número 20 es conocido desde hace meses por estar okupado por una pareja, con discusiones recurrentes y altercados de todo tipo que alteran la vida vecinal. En este caso, la última de esas peleas se habría descontrolado y el hombre, que había negado la entrada a la mujer de madrugada, decidió volar todo por los aires y prender fuego al hogar okupado.
Fue el detonante de toda una jornada nocturna que mantuvo en vilo y con visitas constantes a los agentes de la Policía Local y Nacional. Finalmente, el individuo fue detenido y, además, en el momento de la actuación policial portaba un cuchillo de grandes dimensiones, según informó la Asociación Profesional de la Policía Local.
No hubo que lamentar heridos ni afectados por inhalación de humos, aunque sí la intencionalidad. Los Bomberos trabajaron toda la mañana en la zona para localizar posibles focos, pero se confirmó rápidamente la autoría del varón. De hecho, su pareja permanecía en el exterior de la vivienda junto a su perro y relató su versión de los hechos a cuantos curiosos se acercaban. Incluso algunos intentaron asomar la cabeza por los ventanales, que en este tipo de viviendas están a pie de calle, para comprobar cómo es una casa okupada por dentro. Los agentes tuvieron que mantener la zona despejada para permitir el trabajo de los Bomberos.
Quien no necesitaba de explicación alguna sobre cómo se vivía ahí es el propietario del edificio adyacente. Y es que una de las personas que más de cerca ha seguido la historia de la vivienda es Germán, vecino puerta con puerta de los okupas y que asegura que los últimos cuatro meses han sido “horribles”.
Los vecinos han manifestado su preocupación en otras ocasiones. El hombre, un residente en la zona de toda la vida, asegura que desde la madrugada se escucharon gritos y discusiones, y que la Policía ya había tenido que mediar entre los okupas debido a lo subido del tono de los mismos. No obstante, la forma en la que relata las anécdotas y, sobre todo, constantes malos tragos, tiene un cierto tono de resignación.
El pasado mes de noviembre los vecinos de Os Mallos dieron la primera voz de alarma sobre la okupación del inmueble, aunque los inquilinos irregulares se identificaron como pacíficos y sin actividad de narcotráfico.
La sensación y la experiencia de los vecinos dista ahora bastante de esa versión.