Artbys, situada en el número 122 de la calle San Andrés en A Coruña, exhibe una selección de obras de Lugrís, apellido que hoy brilla con fuerza en el arte internacional. Esta selección ha sido curada por Camilo Chas.

El prestigioso apellido Lugrís se distingue no solo por su sobresaliente calidad y técnica artística, sino también por su alcance global. A través de la plataforma Artbys, nos enorgullece haber enviado obras de este singular artista a los cinco continentes, llegando a apasionados por el arte en lugares tan variados como Australia, Japón y Canadá. Este logro destaca la extraordinaria habilidad de Lugrís para conmover y capturar el interés de coleccionistas y aficionados al arte en todo el mundo, cruzando generaciones y fronteras con su única y envolvente magia pictórica.

La exposición abre con "Playa", una pieza emblemática de la década de los cuarenta creada por Urbano Lugrís González. Este cuadro, realizado en óleo sobre tabla, nos sumerge en la tranquilidad del mar utilizando una sobria paleta de grises. La habilidad de Lugrís González para manipular este limitado espectro de colores demuestra una maestría exclusiva de los grandes maestros, ofreciendo una representación del mar que es tanto serena como emocionantemente profunda. Su técnica, al alcance de pocos, logra transformar una selección restringida de tonos en una visión marina que inspira y conmueve, fusionando sencillez con una belleza que invita a la reflexión.

Hacia finales de los años 60, coincidiendo con el período creativo de su padre, Urbano Lugrís Vadillo comienza a firmar sus obras como “Lugrís Vadillo”, una transición visible en su emblemática pieza de gran formato, "Alta Negra". Antes de esta fase, era conocido por firmas como “Lugrís JR.” o “Lugrís XX (el año)”. "Alta Negra" marca un punto de inflexión en su carrera, introduciendo la miniaturización de elementos y el uso audaz del color, características distintivas de su etapa más celebrada. Inspiradas en el mar y los universos fantásticos de Julio Verne, sus obras nos sumergen en un mundo donde lo real se entrelaza con lo imaginario. En "Alta Negra", la fusión surrealista de escenarios submarinos con estructuras navales, enriquecida con vibrantes toques de color, nos invita a un viaje mágico y evocador, evidenciando una madurez artística que dialoga con la herencia de su progenitor mientras explora territorios visuales propios y fascinantes.

En 1973, presenciamos el cierre de capítulo de un ilustre maestro de la pintura en Galicia con una de sus últimas creaciones, en la que Urbano Lugrís González emplea tanto el collage como el óleo sobre tabla. Esta pieza, perteneciente a su última fase creativa, entrelaza influencias de Fornasetti y Salvador Dalí, específicamente de “Niño geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo”, sentando un precedente significativo para la futura obra de su hijo, Urbano Lugrís Vadillo. Lo que destaca especialmente en este cuadro es la firma “Lugris .”, con un punto final que simboliza no solo el fin de esta obra, sino el cierre de la extraordinaria carrera de un maestro. Esta firma, cargada de finalidad, subraya el legado perdurable de Lugrís González, cuyo impacto en el arte trasciende el tiempo y las generaciones.

En la década de los 70, Urbano Lugrís Vadillo alcanzó la cima técnica de su carrera, concentrándose en obras de pequeño formato que detallan con precisión los fondos marinos, escenario de restos de naufragios. Inspirado tanto por la literatura de Julio Verne como por los imaginativos campos de Castilla, Vadillo logra un equilibrio excepcional entre la realidad sumergida y la fantasía. Este período destaca por la meticulosidad con la que retrata cada escena: barcos hundidos que reposan en el lecho marino, cada detalle capturado con una claridad que invita al espectador a mirar más de cerca, descubriendo nuevas maravillas en cada revisión. La obra de Vadillo, en esta etapa, refleja una madurez artística donde la minuciosidad de su técnica pinta un mundo onírico, conectando de manera sutil con el legado surrealista de su padre y mostrando su maestría en la creación de composiciones profundas y llenas de historia.

En la última etapa de su obra, Urbano Lugrís Vadillo entreteje las técnicas de su padre con influencias de genios como El Bosco y Dalí, presentándonos escenas surrealistas que emergen de fascinantes mundos de fantasía, iluminadas por la inspiración marítima de Julio Verne. Aquí, los mares interiores y estructuras fantásticas se bañan en una paleta de colores deslumbrantes, en un audaz salto hacia lo onírico que refleja una profunda exploración de océanos internos. Este periodo no solo señala el cénit de Vadillo como artista, sino que también marca el cierre de una saga familiar que ha capturado el corazón de coleccionistas alrededor del mundo. Sus obras finales, llenas de vida, color y sueños, se erigen como el último capítulo de una narrativa artística que, generación tras generación, ha trascendido los límites de la imaginación. Con el fallecimiento de Vadillo, concluye una era de arte que ha enamorado y fascinado a amantes del arte en todos los rincones del planeta, dejando un legado de creatividad y pasión que perdurará en el tiempo.

Pueden verse en la página web de Artbys.