Tres jóvenes locales participaron este martes en el rescate de un delfín que quedó varado en la playa del Orzán tras ser atacado por un tiburón. Si bien era la primera vez que se encontraban en una situación así, y por tanto no sabían muy cómo debían proceder, la colaboración de Joel Campo y el resto de jóvenes con los agentes desplegados fue clave para ayudar a tranquilizar y devolver al animal al mar.
¿Cómo se enteraron de la situación?
Yo soy opositor a bombero junto a otro compañero, Rubén Aguión, y otro chico que se llama Carlos Fondo oposita también para ser policía local. Estamos en la misma academia, y de lunes a viernes por la mañana, cuando entrenamos, salimos un poco a correr por el Paseo Marítimo, desde el Palacio de los Deportes hasta la fuente de los surfistas. Así que ayer Rubén, antes de empezar, se nos acercó y nos dijo que había visto a un chico y una chica con lo que creía que era un delfín, intentando meterlo al agua. Y basta con que se anime uno para acercarse a ayudar para que los otros también vayan.
¿Qué hicieron?
Pues simplemente bajamos. Nos quitamos antes algo de ropa para no mojarnos tanto e intentar pasar menos frío, y lo primero que hicimos fue meternos de primeras a intentar que volviese al mar, pero siempre volvía a la costa.
¿Tenía miedo?
Sí, eso parecía. Paramos un momento a ver si tenía alguna herida y efectivamente, vimos que en la aleta del lado izquierdo tenía un arañazo. Pensamos que sería que se dio con la hélice de algún barco pequeño o algo por el estilo, pero después los agentes nos dijeron que fue una mordedura de tiburón.
¿Fue la primera vez que les pasaba algo así?
Desde luego. Un delfín no se ve todos los días: al principio no teníamos ni idea de qué hacer, pero cuando vino la policía ya nos guiaron, y chapó por los agentes que vinieron porque lo hicieron fenomenal. Nos explicaron que básicamente teníamos que conseguir que no se moviese y se mantuviese estable. Al principio respiraba de forma muy intermitente, como cuando estás muy cansado. Le echamos constantemente agua y al rato pasó de temblar y aletear a estar muy tranquilo, respirando bien, como si ya se sintiese seguro. Para nosotros fue la primera vez que vimos de cerca y tocamos a un delfín, y creo que en general para todos los que estuvimos allí. A la policía (Silvia) le dijimos que tenía nuestros respetos porque fue la única que se arremangó de esa manera y se unió a nosotros. En cuanto terminamos ya nos fuimos para casa.