El mercado Feirarrúa volvió ayer con su cuarta edición para consolidarse como actor revelación. Las calles del Orzán volvieron a contaron con gran ambiente durante toda la jornada, en la que no faltó la música ni las propuestas culinarias o artísticas, entre otras. Desde las 12.30 horas los puestos montados en el tramo del Orzán comprendido entre la plaza de la Cormelana y plaza Vista contaron con un aluvión de visitas que se hicieron más numerosas por la tarde.
La animación de la Lilicleta –discoteca móvil o cine ambulante– amenizó la actividad impulsada por la asociación Soho-Orzán con un repertorio para niños, a los que también enseñó artilugios musicales. La ilustradora Alba Farto fue la encargada, posteriormente, de enseñar a los más pequeños a elaborar instrumentos.
El mercadillo contó con la presencia de puestos de joyas 3D, bolsos, pañuelos, textil, artesanía y diferentes disciplinas creativas –como ilustraciones, collages o láminas de arte digital–. Algunos de los comercios y establecimientos hosteleros de la zona también se volcaron con esta celebración y ofrecieron propuestas especiales. Es el caso de Praliné, que elaboró gofres y discos de chocolate, además de chupachups de trufa y galletas con mensajes. El Kvras contó con raciones de pulpo y en Ese Sitio los visitantes pudieron aprovecharse de descuentos y ofertas.
“Siempre que se celebra el mercado venimos porque hay un montón de ambiente”, decía María mientras observaba unos pendientes en forma de rayo de uno de los puestos. Mientras, Raúl aseguró que “siempre aprovecho para venir a tomar el vermú a la zona porque se ve de otra forma la calle con tanta gente y tan buen rollo”.
Este mercado, tal y como relató a este diario la presidenta de la entidad comercial de la zona, Mónica Borrás, se celebrará el primer sábado de cada mes. La ilusión es convertirse en una zona de paso donde disfrutar de su sector comercial y hostelero.