La avenida de Finisterre acoge el último gran “esqueleto” de la ciudad

La avenida de Finisterre acoge el último gran “esqueleto” de la ciudad
La promoción abandonada de Fontenova | javier alborés

Hace ya 14 años del estallido de la burbuja inmobiliaria, pero sus consecuencias se siguen dejando ver en la ciudad en forma de grandes edificios a medio construir, abandonados y, en muchos casos tapiados y con la licencia para construir caducada. Hace unos años, había una docena de estos casos dispersos por la ciudad, pero ahora solamente hay cinco, y están en trámites de resolverse. Excepto uno: la gran promoción situada en el número 376 de la avenida de Finisterre, empantanado en un complejo proceso judicial que se arrastra desde hace años. 




 134 viviendas

suman los bloques de la promoción de A Fontenova, que han sufrido casos de vandalismo y una ocupación masiva 



Según fuentes del Ayuntamiento, a comienzos de este año subsistían cinco grandes obras paralizadas en la ciudad. Tres de ellos (Cancela de Afuera, Ronda de Nelle y Ronda de Monte Alto) cuenta ya con al licencia de obra. Y de hecho, el del número 69 de la ronda de Nelle hace meses que se ha recuperado la actividad. El caso de cuarto, en Los Rosales, su estudio de detalle fue aprobado la semana pasada por la junta de Gobierno local, lo que supone el paso previo a la concesión de una nueva licencia de obra.

Es decir, que solo falta uno, el de avenida de Finisterre, que por ahora sigue en la situación en la que estaba, según reconocen fuentes municipales y que resulta ser la promoción más grande de las cinco que quedaban pendientes de desempolvar.


 
Incidencias


Efectivamente, A Fontenova, consta de 134 pisos y dos locales construidos en un 25%. Dos de los bloques estaban prácticamente acabado, mientras que otros dos son solo esqueletos, pero el primero es el que más ha sufrido los problemas relacionados con el abandono. Fue muy notorio lo sucedido hace diez años, cuando los chabolistas expulsados de Penamoa ocuparon masivamente el edificio terminado, y fue necesario una operación policial a gran escala para expulsarlos de allí y luego sellar las entradas.

Pero aunque este sea el caso más espectacular de los problemas que generan los edificios abandonados a medio construir, todos han sufrido esta clase de problemas en uno u otro momento: la ocupación por parte de sujetos marginales es uno de ellos y está asociado a otros problemas, como los incendios (el edificio de la ronda de Nelle sufrió varios de ellos) el robo de materiales (como el metal de los cables de los más terminados) y la acumulación de basura, con la consiguiente proliferación de ratas e insectos. Como la alcaldesa, Inés Rey, señaló, al agilizar la reactivación de estas obras, “se consigue un doble objetivo: crear vivienda y acabar con el feísmo urbano”. 

La avenida de Finisterre acoge el último gran “esqueleto” de la ciudad

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