La instalación de cuatro bolardos plásticos pondrá fin al calvarios que sufren tanto los conductores de los servicios de emergencias como aquellos que requieren de sus servicios en la plaza del escultor Mon Vasco y sus inmediaciones. El Ayuntamiento respondió en menos de 24 horas a una denuncia gráfica realizada por una vecina a través de redes sociales, y con la que el propio concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego, interactuó prácticamente en el momento: “Estudiamos qué se puede poner mientras no se arregle la plaza”.  

Más que la medida en sí, que supone un coto a una especie de ley de la selva en lo que a aparcamientos se refería, las palabras de Díaz Gallego son una invitación al optimismo de cara al futuro de una zona que prácticamente había decidido bajar los brazos en sus reivindicaciones. Así lo asegura una residente: “Tres días a la semana viene una ambulancia a llevar y traer una persona de diálisis, y ni siquiera era capaz de subir o dar el giro para encarar la rampa, debido a los malos aparcamientos. Sucede día y noche y alguno ya tenía ese sitio como si fuera suyo”. 

Según afirma la vecina, Bomberos también encontró serias dificultades para desarrollar su actividad debido esa falta de civismo a la hora de respetar zonas acotadas para emergencias o reservadas para personas de movilidad reducida. No es, sin embargo, la única reivindicación. “Hace doce años que dimos a conocer el estado de la calles y todos sus baches, además de la doble fila, que ya es algo que dábamos por perdido”, explica. 

A primera hora de ayer ya se podían ver unos trabajos que dejaron despejada una zona de acceso que por fin luce libre de ‘invasores’.