Una simple espina de bacalao hallada en el 4 de la calle Sinagoga ha servido para que las primeras investigaciones daten el inmueble en torno al siglo XV, haciendo ver que se podría tratar de una mikvé, un antiguo baño judío.
Pero los vínculos de este pez con la tradición judía coruñesa se pueden encontrar también en documentos de la época. Así lo demuestra una investigación de Xosé Crisanto Gándara, que explica que la ‘Biblia coruñesa’, la Kennicott, uno de los manuscritos más importantes de la Edad Media, se vio nutrida por imágenes típicas de la ciudad. Y esto era así porque las ilustraciones corrieron a cargo de Yosef Ibn Hayyim, que apeló a la tradición ornamental sefardí y a la iconografía gótica, pero también a lo que veía en A Coruña.
Y uno de esos vínculos con esta historia se encuentra en la recreación de la historia en la que Dios encomienda a Jonás que vaya a la ciudad de Nínive para que se arrepientan de sus pecados. “La historia es sobradamente conocida”, puntualiza Gándara mientras recuerda que Jonás no obedece y huye, tratando de alcanzar Tarsis. Dios, primero, les “prepara una tempestad” para asustar a los tripulantes. Es después cuando surge la icónica imagen de la ballena tragándose a Jonás. Aunque, recalca Gándara, “el texto hebreo especifica que es un ‘gran pez’, no una ballena”.
Y aquí está el quid de la cuestión, la iconografía utilizada por Ibn Hayyim para representar la escena es la de un ‘gran pez’ que supone “una interpretación estilizada de un gadus morhua, el bacalao del Atlántico norte, perceptible en las tres aletas dorsales, en la pigmentación y en la línea que atraviesa su cuerpo desde la cola hasta el ojo”, explica.
“Este aspecto resulta relevante, no sólo por la localización de una espina de esta especie en las excavaciones realizadas en la mikvé coruñesa, sino que refleja algunas imágenes presentes en el puerto coruñés por esas fechas”, indica Gándara.
En el documento religioso coruñés se representa el ‘gran pez’ que se tragó a Jonás como un bacalao del Atlántico norte
Se refiere el investigador a las recreaciones marítimas de Ibn Hayyim. La embarcación representada es similar a las que eran habituales en el puerto coruñés de la época. Señala Gándara a la “vela redonda” en el palo mayor, así como a las “velas latinas en el trinquete y la mesana”, que apuntan a que el ilustrador podría estar representando “la que se conocía como ‘carabela redonda’”, frecuente en aguas coruñesas, debido a “la alta densidad de barcos procedentes del norte, fundamentalmente ingleses, flamencos y holandeses”.
Gándara asegura que no son las únicas similitudes. “El mascarón de proa, como el timón de codaste, o el casco en tingladillo, apuntan también en esta dirección”, asegura.
Esta idea de navegantes extranjeros la refrendan los bonetes rojos que visten en la cabeza los marineros. Y es que el puerto herculino “era muy frecuentado, especialmente en los años santos, como explican diversas crónicas, entre ellas la conocida del colegial de Eton, William Wey, en el año 1456”, completa el investigador.
La biblia judía de A Coruña es considerada como uno de los manuscritos religiosos más importantes que se conservan de la época. Actualmente, se encuentra en la biblioteca Bodleian de la Universidad de Oxford. Se trata de una obra firmada por Moisés Ibn Zabarah, que residió en A Coruña, y finalizada en el año 1476.
Dicha biblia ‘partiría’ de la ciudad en el mismo siglo XV en el que fue concebida. A finales del XVIII se retoma su rastro, cuando el bibliotecario hebreísta Benjamin Kennicott la adquiere, ganándose así el nombre por el que es conocida. Hace un lustro, la biblia regresó a Galicia para la muestra ‘Galicia, un relato no mundo’, en el Gaiás.