El miércoles por la tarde la Policía Local alertó de la caída de cascotes de un edificio en la calle Olmos. Se trataba del número 25, un inmueble en estado ruinoso cuya fachada está cubierta por una red. Los que han estado alguna vez en uno de los restaurantes que albergó el bajo de este edificio recordarán que en sus paredes se esconde un tesoro del patrimonio cultural de la ciudad, varios murales del pintor coruñés Urbano Lugrís.
Fornos, La Bottega y el más reciente, Brasa y Vino, son los negocios que han desarrollado su actividad bajo el mismo techo que las obras del artista. Los responsables del último, además, costearon la restauración del mural principal cuando arrendaron el local, pero asumir el coste de reparar todos los frescos fue misión imposible.
En el interior del bajo, ahora vacío, hay varias pinturas. En la entrada del local se ubica el mural principal, una escena de la torre de Hércules hecho sobre un tabique en curva; otro fresco está en el techo del baño, que antes era la cocina del Fornos; en el primer piso, otra obra enmarcada, al igual que la de la entrada. Sin embargo, estos murales ahora esperan un nuevo futuro, mientras el inmueble se encuentra en venta.
Los Bomberos acudieron el miércoles al lugar para inspeccionar la situación e inmediatamente alertaron al responsable de Ruinas del Ayuntamiento, que les indicó que sanearan la fachada. Una vez finalizada la intervención, se dispusieron vallas en torno a los bajos del edificio en prevención de nuevos desprendimientos.
Según fuentes municipales, a los propietarios se les pedirá por escrito, dada la situación del inmueble, que informen de las medidas que se están llevando a cabo para garantizar la conservación del patrimonio. Por su parte, a Patrimonio se le remitirá una notificación para dar traslado de las circunstancias y que adopten las medidas que precisen.