Apenas un año después de la publicación de ‘Groviland’, el periodista Cándido Barral publica un nuevo libro, ‘El disparo’, que presentará el próximo viernes en el salón de actos de la ONCE (19.30 horas).
Se trata de una obra en la que muestra otra de sus facetas alejadas del periodismo, la de cazador, y en la que busca conectar con el arte de la caza que, pese a que suene a un oxímoron, respeta a la flora, a la fauna y al entorno que nos rodea. Porque Barral tiene claro que una cosa es cazar y otra asesinar.
Barral asegura que él es firme defensor de “la caza a rabo de can” y se muestra contrario y tajante ante “los tiros con reclamo” o los “fusilamientos contra vallas cinegéticas”. “Un buen cazador de caza menor nunca tira a una perdiz parada en el suelo”, asegura.
En ‘El disparo’, Barral demuestra también que la caza no es sólo pegar tiros al aire, sino que la compañía, el respeto y el disfrute del entorno o el “hermanamiento” con otras comunidades, dentro de la propia Galicia, son otros aspectos a tener en cuenta. Así, Barral recuerda ese hermanamiento con anécdotas como “cuando compartíamos la comida, los que venían de un lado traían jamón, otros llevaban sardinas, y nos las intercambiábamos, porque eran manjares que no unos y otros no probábamos todos los días”.
Barral también cuenta como sus hijos siguieron sus pasos: “Empezaron de pequeños”. “Ahora son ellos los que me enseñan a mí, son mucho mejores cazadores que yo”, dice mientras sonríe.
Para contar ese amor por un arte y denunciar aquello que no forma parte de la misma, al tiempo que va narrando esos encuentros y paseos acompañado de su Kira, utiliza como hilo conductor una jornada que muchos recuerdan, aquella que “de madrugada, escuché en la SER que se había muerto Franco”. Eso le permite contar como cada persona a la que se encontraba había recibido de un modo u otro la noticia. Así, aunque “no era mi intención”, hace un amplio relato social del siglo XX, algo de lo que tiene culpa su vocación, “se te escapa el periodista que llevas dentro”, asegura.
Sobre la rapidez entre libros, explica que “escribo como un acto mecánico intelectual. Hice periodismo durante 45 años y lo sigo haciendo ahora a través de los libros y de colaboraciones”. Cuenta sobre ellos que todos, los cinco que ha escrito, los redacta a mano: “Hago correcciones mínimas, me fío mucho de mi instinto y cometo muchos errores, evidentemente, pero tampoco aspiro a una obra perfecta, esa ya la escribió Cervantes”, bromea.