La ciudad alcanzó ayer los 27 grados a principios de la tarde y muchos coruñeses no quisieron dejar pasar la oportunidad de despedir la temporada de playa en los arenales que durante tres meses han contado con un dispositivo de seguridad de más de treinta efectivos, entre socorristas, técnicos de ambulancia y patrones. Una de las imágenes del día tuvo lugar en las rocas de la playa de Riazor, donde un grupo de personas colocaron sillas de bar para tomar el sol y en las piedras montaron su propio ‘chiringuito casero’ al señalar el espacio reservado para bebidas frías y almacén de víveres.
Los tres meses de temporada de playa fueron tranquilos. Los servicios de emergencias no tuvieron que rescatar a bañistas por ahogamiento, pero sí se llevaron a cabo ayudas, es decir, auxilios a personas que, por la fuerza de la corriente o por otras circunstancias, tenían problemas para regresar a la orilla. Tampoco hubo que lamentar ningún incidente debido a fallo cardíaco, algo bastante común cada verano, sobre todo en la playa de Riazor. Lo más reseñable de esta temporada estival fue la presencia de medusas en la arena, lo que llevó a cerrar los arenales en diferentes jornadas.
Así, el Ayuntamiento prohibió el acceso al Orzán, Riazor, Matadero, San Amaro y As Lapas a finales del mes de agosto. El motivo fue la aparición de carabelas portuguesas, lo que obligó al Gobierno local a restringir el baño. Los equipos de emergencia contaron este verano con tres motos acuáticas y cinco tablas de rescate, tres más que el año pasado. Hubo también servicio de ambulancia, compuesto por personal conductor, médico y enfermero, de una radio y teléfono de comunicación con el resto del equipo de salvamento. Además, cada punto de vigilancia del personal de salvamento y socorrismo contó con material sanitario.