Cuando está a punto de finalizar un año, lo habitual es echar la vista atrás y sacar conclusiones. Y lo cierto es que 2022 no ha sido un año fácil para muchos. La Cocina Económica señala que ha percibido un incremento de nuevos casos de personas en riesgo de exclusión social que acuden a sus instalaciones en busca de ayuda. Se ha atendido a unas 600 personas/unidades familiares hasta noviembre, y cerca del 50% son de origen extranjero, lo que lo convierte en una cifra récord.
El flujo migratorio se está dejando notar mucho, relacionado con personas llegadas de América Latina, como Venezuela, Perú y Colombia, al que se están sumando otros países como Argentina, así como un repunte muy importante procedente de Cuba. Esto confirma una tendencia que se ha venido registrando los últimos años en la ciudad
Por otro lado, aunque es cierto que las cifras de paro están bajando, este fenómeno no afecta a todos los perfiles por igual. Sobre todo los sujetos que llevan años fuera del mercado laboral tienen problemas para reintegrarse, y hay muchos nuevos usuarios nacionales, gente de mediana edad que llevan mucho tiempo en una situación precaria, sin estabilidad y sin vivienda, con pocas expectativas. “Si tienes un perfil de baja cualificación y el mercado laboral se movió en logística o construcción, es más fácil que una persona recién llegada con algo de cualificación encuentre empleo que tú”; explican los trabajadores sociales.
El perfil más abundante es el de una persona o familia extranjera que entra en España con visado de turista y a los tres meses les caduca, pasando a encontrarse en situación irregular. Su pretensión es solicitar la protección internacional, lo que les da acceso a un permiso de residencia y luego, de trabajo.
Es en ese momento cuando acuden a entidades sociales como la Cocina Económica para que les ayuden a sobrellevar esta situación. Una vez encuentran un trabajo, ya sea legal o en la economía sumergida, los asistentes sociales les pierden de vista: “La situación es puntual”.
Eso no significa que abandonen la precariedad, pero su propósito claro es trabajar, sea como sea. “Aceptan lo que sea, tanto en un ámbito como en otro. Enseguida los dejamos de ver, reenganchan, se ubican y establecen su modo de vida”, continúan desde la Cocina Económica. Pero eso significa que son muy sensibles a los vaivenes económicos, porque su empleo es precario y es el primero en desaparecer.