Nueve años después, el corredor verde que une las calles de Ribeira Sacra y Fragas do Eume es una realidad para todos los vecinos de Novo Mesoiro. Así se lo comunicaron fuentes municipales a la asociación vecinal hoy a mediodía, para sorpresa incluso de los propios beneficiados. Desde el momento de la apertura pública pudo verse a muchos niños tirándose por los toboganes y las zonas adaptadas para juegos que recorren lo que antes era un peligroso matorral prácticamente abandonado a su suerte. También las fuentes y las papeleras parecían parte del decorado de una película, com todo reluciente y dispuesto para su uso.
El primero en recibir el visto bueno del Ayuntamiento fue Víctor Lamela, presidente de la Asociación de Vecinos y encargado de una comunicación constante con los responsables de las distintas concejalías. No pudo ocultar su satisfacción por ver terminado algo que muchos daban ya por imposible. “El cambio es espectacular, porque antes era todo monte. Desde primera hora ya había gente paseando y niños tirándose por los toboganes”, dice.
El corredor verde de Novo Mesoiro es un proyecto que lleva en la agenda municipal desde que en el año 2013 fuese presentado por el equipo de Carlos Negreira. Es decir, la amalgama de colores que ahora brillan sobre el tapete pueden considerarse una especie de metáfora sobre las distintas manos por las que ha pasado el proyecto en forma de gobiernos locales: Partido Popular, Marea Atlántica y Partido Socialista. Cada una, además, realizó matices y pequeños cambios, aunque la obra inicialmente salió a concurso en 400.00 euros.
En Novo Mesoiro parecen haberse tomado al pie de la letra la célebre expresión de “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, y encuentran aplicación para la misma en las zonas verdes e infantiles y su mantenimiento. De lo contrario, incidentes como el pequeño incendio registrado en el nexo entre el barrio y Pocomaco se repetirán cada verano. “La semana pasada hubo un incendio, hoy otro... no sé cómo está el mantenimiento de las zonas verdes, pero hay que hablar de las zonas infantiles, porque actualmente dan pena”, lamenta el presidente vecinal, Víctor Lamela.
Desde la asociación ponen como ejemplo la apertura del corredor y miran al futuro con un objetivo: No tener que recordar por fotos cómo era en su inauguración. “Ojalá no tengamos que llamar dentro de unos años para quejarnos”, comenta con un tono a medio camino entre la broma y la resignación.
Ahora, en el horizonte de uno de los barrios que más crecen y con más gente joven está la apertura,
también inminente, de la pista de patinaje. Si algo ha dejado claro el corredor, no obstante, es la necesidad de una voz en María Pita. “La asociación de vecinos llevaba toda la vida peleando por esto, y si no existiera la asociación aún sería monte”, recuerda.