Coruña Insólita | El parque de atracciones que nunca fue en Santa Margarita

Monte, camping o zoológico son algunas de las vidas que tuvo el recinto, que también pudo haber sido la casa de la música, una zona de campos de fútbol o albergar una gran montaña rusa
Coruña Insólita | El parque de atracciones que nunca fue en Santa Margarita
Parque de Santa Margarita /Quintana

El parque de Santa Margarita es uno de esos escenarios coruñeses que podría haber tenido más vidas que un gato y que, al final, se limitó a ser, lo que no es poco, uno de los principales pulmones verdes de la ciudad. Conscientes de la importancia que tenía, ya a principios de siglo se alzaban voces en A Coruña para defender su importancia y solicitar un plan para integrarlo.  


Uno de los proyectos más potentes fue el de González Cebrián, de 1948, en el que se planteaba un gran parque exterior con jardines interiores que aprovechaban los árboles ya existentes: Parterre, Escalinata, Jardín del Molino y Jardín de los Estanques. 

Proyecto de Gonzalez Cebrian para Santa Margarita en 1948
Proyecto de González Cebrián de jardines para Santa Margarita  en 1948


Monte de Santa Margarita, jardines dentro de jardines, camping, campos de fútbol, casa de la música, planetario o parque zoológico son algunas de las realidades o proyectos para el lugar, aunque la más interesante es el fallido parque de atracciones que pudo haber sido y nunca fue. 


Una idea que solo fue eso

Aunque muchas de las ideas que se expusieron para Santa Margarita se realizaron a medias o acabaron en la papelera, la de instalar un parque de atracciones en el lugar sí que parecía ir en serio. Tanto, que en 1970 se presentó en A Coruña un experto, Juan Botas Sánchez, consejero delegado del Parque de Atracciones de Madrid, acompañado del alcalde, que entonces era José Pérez-Ardá, y otros dos concejales. 


Al parecer, Botas venía habitualmente a la ciudad y, al coincidir con el alcalde en el tren, comentaron la posibilidad de instalar un parque de atracciones como el que llevaba ya funcionando en Madrid desde 1969. Tiempo para hablar, visto lo que duraba entonces el viaje, tenían. 


En una entrevista publicada en La Voz de Galicia, el consejero afirmaba que los escenarios posibles para instalar el recinto eran la Torre de Hércules y Santa Margarita, aunque el parque tenía bastantes más papeletas para salir elegido.


En cuanto a las instalaciones, se planteaban poner una montaña rusa, coches de choque, pulpo, telecombate, hula-hula, atracciones infantiles y otras no mecánicas como la que estaban construyendo en Madrid, bajo el sugerente título de “Viaje al fondo de la Tierra”. Curiosamente, también se hablaba de poner un planetario, con una gran bóveda celeste para ver todos los astros y estrellas. 


La cosa pintaba bien, justo en el momento en el que el arquitecto José Antonio Franco Taboada estaba preparando un proyecto para cerrar el parque y para darle un destino al palacete. También se planteaba instalar un restaurante giratorio en el punto más alto (incluso en el propio palacete) desde el que se pudiese ver toda la ciudad. Para aprovechar la cantera se proyectaba un auditorio.


El presupuesto que manejaban era de cuatro millones de pesetas, inicialmente, que podrían llegar hasta los quince. Aparatos aparte: una montaña rusa costaba unos quince millones. Las atracciones y la zona de restauración ocuparían aproximadamente dos de las seis hectáreas del parque y hasta se calculaba la afluencia de visitantes, una media de mil al día.


Parque zoológico y camping 

Seguramente los coruñeses que ya peinan canas recordarán que, durante algún tiempo, el parque de Santa Margarita fue una zona de camping y que también tenía un pequeño zoo. La idea empezó a esbozarse ya a finales de los años setenta, en un proyecto que incluía también una zona deportiva, con campos de fútbol para niños, una idea que también acabó siendo solo eso. 


Lo del zoológico tuvo algo más de más éxito. En 1977, el alcalde Liaño Flores inauguraba por fin las últimas obras del parque de Santa Margarita para dar a los ciudadanos más zonas verdes como reclamaban. 
A finales de los años setenta, había ocas, patos, pavos reales, ardillas e, incluso, monos. Las malas condiciones en las que se encontraban los animales y el hecho de que resultaba muy caro su mantenimiento hizo que el pequeño zoo de Santa Margarita acabase cerrando sus puertas apenas una década después. 

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