Cuando se menciona la fachada marítima y la reurbanización del puerto, el debate suele centrarse en la vivienda y en las instalaciones públicas que acogerá, como un gran recinto cultural. Sin embargo, también supondrá un gran cambio en el terreno de la movilidad, como figura en el borrador de las bases estratégicas para el plan rector de Coruña Marítima, que se discutirá mañana en la comisión. Se está planteando incluso la construcción en el muelle de Linares Rivas de un aparcamiento público subterráneo de entre 3.000 y 4.000 plazas.
Esto lo convertiría en el más grande de la ciudad, que cuenta con 41 parkings con aparcamientos en rotación. Hay que tener en cuenta que el más cercano, el de Los Cantones, solo tiene 948 plazas. El de Marineda City, con seis mil, lo superaría, aunque el hecho de que este último se encuentre en la periferia, y que solo resulte práctico para los clientes que acuden a la zona comercial, lo sitúa en un nivel completamente distinto.
Todo se definirá durante el concurso pero si esta sugerencia prospera, sería posible bajar desde Alfonso Molina y girar a la derecha nada más llegar a Linares Rivas para estacionar en este parking, ubicado frente a la actual lonja y de allí, poder desplazarse a pie a cualquier punto del centro. El objetivo no sería aumentar las plazas de aparcamiento, sino hacer posible eliminar vehículos de las calles del centro. Algo, por otro lado, que ya está haciendo el Ayuntamiento a través de la humanización y la peatonalización de muchas de sus vías.
Esa idea, o una parecida, ya se había puesto sobre la mesa antes. En 2020, Jesús Meizoso Couto, un arquitecto técnico e ingeniero de edificación, con un posgrado en Movilidad Urbana Sostenible, había realizado una presentación pública de un documento en el que proponía que la Autoridad Portuaria y Ayuntamiento firmaran un convenio para crear un aparcamiento en las cercanías de la Lonja, aprovechando la gran cantidad de espacio disponible para alojar los coches de vecinos y comerciantes de la zona.
También se estudia soterrar la conexión intermodal que incluiría autobuses y tren, además de rutas ciclables
Claro que, entonces, Meizoso se limitaba a sugerir que los vecinos y comerciantes que viven en la manzana comprendida entre Ramón de la Sagra, Juan Flórez, Linares Rivas y la plaza de Pontevedra pudieran aparcar en Linares Rivas. No serían más de 300. La sección disponible en el interior del recinto portuario es de 65 metros desde el muro hasta la fachada de la Lonja, cuando la sección del tramo urbano a la altura de Marcial del Adalid es solamente de 40 metros. Un espacio de 60 x 100 metros da cabida así a esos 300 turismos.
La mayor parte de las iniciativas que se sopesan en este borrador incluyen el soterramiento, no solo el parking. Otro avance importante que está sobre la mesa es el intercambiador: una especie de estación intermodal en miniatura que permitiría llegar hasta el centro de una forma más rápida y que también podría estar bajo tierra.
En un solo punto del centro convergerían autobuses urbanos e interurbanos que dejarían y recogerían a viajeros. A esto hay que añadir el transporte ferroviario de cercanías. Siempre se han escuchado voces que pedían aprovechar las líneas férreas del mercancías para llegar hasta el centro de la ciudad con rapidez desde el área, e incluso desde la periferia, dado que hay un andén en el campus de Elviña.
No cabe duda que también allí se instalaría una de las estaciones de BiciCoruña, puesto que la movilidad ciclista es cada vez más importante y se incluyen itinerarios ciclistas. Pero, además, el plan es tan ambicioso como para plantear la reestructuración integral del viario del borde, cambiando su funcionalidad y convirtiéndole en un bulevar, además de incorporar las avenidas que discurren a lo largo de la dársenas: Ejército, Linares Rivas y Puerto.
Todo está por decidir pero, si los planes esbozados en el borrador cuajan, significaría un cambio radical para la movilidad coruñesa. Por lo menos, a partir de la plaza de Ourense. Para los más impacientes el proceso será muy largo. Todavía queda convocar el concurso, con cinco participantes de nivel internacional y numerosos debates con todas las partes interesadas.