La Coruña en el siglo XIX (Parte 1)

La Coruña en el siglo XIX (Parte 1)
Vista de A Coruña en el siglo XIX

La ciudad de este siglo abarca, desde la Milicia Urbana, presupuestos locales. Hasta mediados de dicha centuria, La Coruña se hallaba anclada dentro de sus muros defensivos, que actuaban como un corsé e impedían el desarrollo. Una vez obtenidos los permisos del Departamento de la Guerra y con las Reales órdenes en la mano, comienza el derribo de las murallas. En las que se derriban por partes, sus materiales se aprovechan para levantar edificios, nivelar rasantes del suelo, cubrir fosos y hacer el Relleno de la Marina, hasta Linares Rivas. Cuando se comienza la obra del Puerto a finales de esta centuria, se extraen los bloques de piedra de la Plaza de María Pita, para efectuar esta importante obra del primer puerto con que contaría la ciudad.


      La población, antes del derribo de las murallas, extendía su crecimiento hacía las barriadas de las Atochas-Santo Tomás, Santa Lucía y Riazor. De una forma principal, cuando da comienzo la explanación, se inicia la edificación de aquellos lugares que antes ocupaban las fortificaciones y con ello da lugar al nacimiento del Ensanche coruñés, cuya zona comenzó a crecer de una manera muy ordenada y rápida. A partir de 1870, nacen las calles de Juana de Vega, Plaza de Lugo, Plaza de Orense, Teresa Herrera y otras muchas de la zona.


      Lo que hoy es Juana de Vega, este lugar, era el espacio que ocupaba la antigua Alameda y las puertas la de la Torre de Abajo y la Torre de Arriba. La primera se situaba en lo que hoy es Sánchez Brégua y la segunda en la Plaza de Pontevedra, en el lugar que ocupa el Instituto da Guarda, cuyos materiales del derribo de la fortificación fueron empleados para levantar dicho edificio escolar.


     El Ensanche configuró el crecimiento lineal de la Coruña de finales del siglo XIX, en dirección al Camino Nuevo (Juan Flórez) y Linares Rivas, hacia la Palloza y la populosa barriada de Santa Lucía, cuya capilla se situaba sobre lo alto de la colina del mismo nombre, y la cual se tuvo que derribar para que la carretera de Madrid-Coruña tuviese la anchura suficiente y enlazase con la actual avenida de Linares Rivas. El desarrollo de la ciudad fue muy rápido, gracias a las obras del Puerto y a las escalas de las diversas rutas trasatlánticas que recalaban en este puerto con destino a los diferentes puertos de América, en particular de Cuba y Argentina.


El legado dejado por esta centuria, con sus luces y sombras, fue una época de grandes logros y con problemas políticos, económicos y sociales. Los cambios de Gobierno se sucedían y las guerras en que se vio sumida España en toda esta centuria fueron constantes. Hubo que superar la Guerra Napoleónica, la Revolución del Trienio Liberal y después tres guerras carlistas.


Hubo que soportar grandes penurias debido a la pérdida colonial de América, las cuales habían iniciado su camino por la Independencia en la segunda década de esta centuria del XIX. Más tarde, tocó superar la aventura de África y las dos guerras de Cuba, en la cual al final en 1898, se pierden para España, la Perla Caribeña, Puerto Rico y el archipiélago de la Filipinas, a manos del incipiente Imperio de los Estados Unidos.


      A ello había que añadir las diversas sublevaciones internas llevadas a cabo por los simpatizantes de las variadas tendencias políticas, como eran absolutistas, liberales, anarquistas, socialistas, conservadores, progresistas o republicanos, algo que convulsionó la marcha social de España a lo largo de esta agitada centuria.


      Esta centuria supuso el devenir de nuestro futuro como nación, pero además, dejó descolgada a España del tren industrial que había comenzado en Europa a mediados del siglo XVIII. En España, en el primer tercio del XIX, se vivía anclado en el tiempo, debido al absolutismo de Fernando VII y sus acólitos. Fue un tren que pasó de estación, dejando al país descolgado de las grandes ventajas que ello suponía para la población y su bienestar social. Por ello, el desarrollo económico, no surgirá hasta mediados del siglo XIX, que es cuando La Coruña empieza a crecer en edificación acompañado del comercio, ya que las antiguas industrias del siglo XVIII, apenas existían. Ahora son otras y de forma diferente se interpreta esta nueva pujanza comercial, en donde el mar, como antaño, será de nuevo el fiel protagonista. Continuará esta historia en una segunda parte.

La Coruña en el siglo XIX (Parte 1)

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