Si bien las obras del dragado de la ría de O Burgo marchan según lo previsto, no puede decirse lo mismo del proceso para reubicar a los sujetos que aún residen en la orilla coruñesa de la ría, en terrenos que son competencia de Demarcación de Costas. Las obras concluirán en septiembre, pero los tiempos legales son otros. Fuentes del ente gubernamental reconocieron que están inmersas en un litigio no con uno, sino con dos residentes del antiguo poblado sin que por el momento se pueda saber cuándo terminará. Los asesores legales de los afectados calculan que puede tardar un año, mucho más que las obras.
Aunque normalmente se centra la atención en el único residente que queda en el antiguo poblado de A Pasaxe, Gonzalo Barrul, este cuenta con un hermano, Arsenio Barrul, que reside en la misma línea de costa. No en el poblado, sino justo detrás del hospital Materno. En todo caso el edificio se encuentra dentro del dominio público marítimo-terreste competencia de Demarcación de Costas, y es este organismo el que está inmerso en ambos procesos en el juzgado de Lo Contencioso-Administrativo en primera instancia por entrada en domicilio y desalojo.
De no mediar urgencia, la situación aún puede alargarse muchos meses. Los abogados de oficio de los interesados pueden recurrir a la Audiencia Provincial o incluso, si hubiera “interés casacional”, como lo denominan los abogados, al Tribunal Constitucional. Tampoco descartan acudir a la Valedora do Pobo, de ser necesario, porque consideran que los hermanos han adquirido una serie de derechos por haber vivido durante años en el poblado. “Se trata de resistir en defensa del derecho constitucional a una vivienda”, declararon las mismas fuentes.
Por otro lado, recordaron que el Ayuntamiento puede acabar con este problema de raíz en cuanto acepte reunirse con los representantes de los afectados, como llevan solicitando desde 2017, cuando Demarcación de Costas hizo acto de presencia por primera vez en el poblado para notificar a sus pobladores de que debían abandonarlo cuanto antes, al ser declarado dominio público marítimo-terreste. Desde entonces, la Concejalía de Bienestar Social ha ido reubicando una a una a las familias afectadas en pisos de alquiler, pero los dos hermanos se resisten a marcharse.
Uno, porque considera que no podría adaptarse a un piso, al haber pasado al aire libre toda su vida y pide que se le localice una casa baja, con algo de terreno. Del otro, sus asesores aseguran que ni siquiera se le ha ofrecido una alternativa, quizá por no residir ya en los límites del antiguo poblado, sino en una casa detrás del Materno.
Mientras tanto, las labores de limpieza del solar del antiguo poblado continúan, y podrían terminar en un mes. A finales de septiembre, se llenará la segunda balsa de lodos tóxicos, con lo que se completará la primera fase. En noviembre se resembrará la cría de almeja, pero se ignora cuándo acabará el recorrido judicial.