La Policía Local detuvo el fin de semana pasado a un oleirense de 29 años que había protagonizado un intento de agresión en la plaza de la Cormelana: el sospechoso se abalanzó sobre un coche patrulla, se introdujo en su interior y trató de agredir al agente que se encontraba en el asiento del copiloto. Cuando trataron de detenerle, acabó enzarzándose en una pelea con los demás policías, antes de ser reducido y detenido por atentado contra la autoridad.
No es extraño que los policías que vigilan el ocio nocturno de la ciudad tengan que enfrentarse con sujetos, a menudo bebidos, a los que les molesta la presencia de las autoridades. Pero sí es inusual que llegue a estos extremos de violencia para impedirles realizar sus funciones.
El incidente tuvo lugar pasadas las cinco de la mañana del domingo, en el cruce de la calle Orzán con la plaza de la Cormelana. Es decir, en uno de los epicentros de la vida nocturna de la ciudad. Los agente suelen acudir allí para tratar de que el público no haga demasiado ruido y moleste a los vecinos, y estaban identificando a un conductor cuando comenzó todo: varias personas, en diferentes estados de embriaguez, comenzaron a protestar. Entre ellos se encontraban el detenido que gritaba que no tenían nada mejor que hacer que molestar.
Los agentes, ya muy curtidos en estas lides, seguían con su tarea sin hacer caso pero la situación se fue caldeando y decidieron identificar y sancionar al sujeto en cuestión, que no paraba de gritar, según la denuncia. Este se negó al principio, pero acabó cediendo, Se le multó y todo podía haber acabado allí, pero cuando los agentes ya estaban dentro del coche, el sospechoso se abalanzó sobre este, abrió la puerta del copiloto y metió medio cuerpo para tirar del policía por el pecho.
El agente consiguió sacárselo de encima y salieron al exterior. El detenido se arrojó sobre ellos y tuvieron que detenerlo, acabando en la Casa del Mar, antes de trasladarlo a las dependencias de la Policía Nacional.