Agentes de la Policía Nacional detuvieron durante la mañana de ayer a un sospechoso de traficar en su domicilio, situado en el número 15 de la ronda de Outeiro, cerca de su confluencia con la avenida de Oza. El suceso, que tuvo lugar alrededor de las diez y media, implicó a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), la Unidad de Guías Caninos y, por supuesto, el grupo de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) que llevaba la investigación. Se detuvo al propietario de la vivienda y sospechoso por un delito contra la salud pública. Fue su primer arresto por esta causa.
Los policías nacionales entraron, como es habitual en estos casos, por sorpresa y derribando la puerta, para evitar que los sospechosos puedan deshacerse de las drogas, por ejemplo, tirándolas al retrete. Sin embargo, esta precaución resultó ser innecesaria: el sospechoso se encontraba en compañía de un segundo individuo, en la sala de estar de la casa, fumando marihuana. Este otro sujeto fue identificado, pero no se le detuvo, puesto que no había pruebas contra él.
Después se hizo entrar a los perros especializados en el rastreo de drogas, que revisaron todas las habitaciones. Pero, a pesar del entrenamiento de estos animales, no se pudo encontrar la heroína con la que traficaba supuestamente. Eso sí, se encontró cierta cantidad de marihuana, pero no ha trascendido cuánto era. En todo caso, a lo largo de meses de investigación los agentes de la Udyco habían acumulado pruebas suficientes como para efectuar la detención del dueño del piso.
Incautar grandes cantidades de estupefacientes se vuelve difícil por la precauciones de los traficantes
Según los vecinos, el sospechoso llevaba solo unos meses causando problemas, desde el año pasado. Es conocido porque sus padres vivían allí anteriormente y recibió la casa en herencia al fallecer estos. Sin embargo, al quedarse sin recursos, comenzó a dedicarse a traficar como medio de pagar las deudas, algo que hacen habitualmente muchos toxicómanos. Los indicios que encontraron los agentes al registrar el domicilio eran reveladores: “Era el típico piso-fumadero, todo revuelto”.
Sin embargo, como en el caso de la ronda de Outeiro, resulta muy difícil incautarse de grandes cantidades de droga, porque la almacenan en otro punto.