Para disfrutar del urbanismo perfecto en A Coruña hay que ir a Ferrol

La céntrica calle herculina, que guarda importantes tesoros arquitectónicos, renueva dos de sus edificios señeros
Para disfrutar del urbanismo perfecto en A Coruña hay que ir a Ferrol
Los números 16, 14, 12, 10 y 8 de la calle Ferrol | Pedro Puig

La que muchos coruñeses consideran la vía más bonita de la ciduad, la calle Ferrol, se está poniendo aún más guapa. Estos días, se está  acabando de rehabilitar la fachada azul del número uno de Rosalía de Castro, que hace esquina con la calle Ferrol, dándole aún más prestancia, al tiempo que se trabaja en la fachada del último edificio de la acera contraria, al que se accede por la calle Arzobispo Lago González.

 

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El número 2 de Rosalía de Castro cierra esta manzada de la calle Ferrol | Pedro Puig


En apenas 150 metros de recorrido, cuesta encontrar una cantidad semejante de edificios importantes para una ciudad, sobre todo en su lado norte, muchos de ellos firmados por arquitectos de gran renombre a nivel local. “Un verdadeiro catálogo”, sentencia Xosé Lois Martínez Suárez, prestigioso arquitecto y catedrático emérito de la Escola Técnica Superior de Arquitectura coruñesa. 


Merece la pena demorarse en recorrer esos 150 metros unos cuantos minutos, y desde el final, cuando el transeúnte se encuentra de frente con la Casa Escudero, un auténtico palacio urbano que resulta incongruente en la esquina de Juan Flórez, donde comparte espacio con edificios mucho más altos. “É interesante –reconoce Martínez– porque plantexa un tipo de arquitectura cun tipo de vivenda moi específico, tipo Cidade Xardín”.


Construido en 1913, lleva el nombre del empresario textil Alonso Escudero y llegó a albergar el Consulado de Cuba. De dos plantas y con acceso a través del jardín, destaca por su escalinata.  Su autor fue  Eduardo Rodríguez-Losada. A principios del siglo XX, cuando en el resto de Europa se estaban planteando grandes desarrollos urbanos, en A Coruña todavía existía una edificación de baja densidad, basada en las casas particulares y las fincas libres. 


Frente a la Casa Escudero se encuentra un destacado edificio racionalista, aunque los andamios que llevan meses cubriéndolo impidan que el ojo (y menos si es inexperto) lo aprecie. Se trata de la Casa Balas, que se abre al número dos de Arzobispo Lago González. Proyectada por el tándem Tenreiro-Estellés (los del Banco Pastor) entre 1933-35, Martínez la considera “moi interesante” porque la fachada no es un plano, sino que se va fragmentando, ofreciendo algo más de complejidad a la sencillez de formas del racionalismo. 


El mirador de la Casa Escudero permite atisbar la torre que corona la Casa Cortés, que fue construida en la misma época (se comenzó en 1910 y se finalizó en 1919) y que también diseñó Rodríguez-Losada. En un inicio combinó las oficinas con las viviendas, casas para burqueses enriquecidos por el comercio que dejaron su huella en A Coruña. “É un barrio pequeño burgués”, reconoce Martínez que recuerda que, en la ciudad, esa clase social no era tan importante como la catalana, ni siquiera como la de Vigo. Sin embargo, los empresarios coruñeses, sin tantos medios, también supieron dejar su marca. “Nese sentido, é un barrio modélico”, comenta el profesor.

 

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Casa Cortés | Pedro Puig


La Casa Cortés está pegada al inmueble de seguros Santa Lucía, que muestra unas líneas horizontales muy limpias que contrastan con las verticales del bajo que alberga el Zara Home.

 

El Palacio de Justicia

Para nuestro particular guía, la clave para entender la calle Ferrol se encuentra en la sede del Tribunal Superior de Xustiza, ubicado en la plaza de Galicia, y que ocupa gran parte del flanco sur de la vía. El Palacio de Justicia fue construido entre los años 1926 y 1929, de manera que pronto estará de aniversario. Ricardo Boán proyectó el edificio, pero Julio Galán hizo las modificaciones necesarias aunque fue otro gran nombre coruñés, el arquitecto municipal Pedro Mariño, el encargado de las obras. Es de estilo modernista con marcada influencia neoclásica.

 

La burguesía local construyó unas viviendas particulares que crearon un barrio modélico


Curiosamente, Julio Galán también firma el número ocho de la calle Ferrol, que destaca por sus dos miradores de las primeras plantas y una galería central en la superior, y también el número 10, en el que la galería es vertical, y que se construyó en 1906, veinte años antes que el Palacio de Justicia. “A rúa Ferrol se fixo moi tarde”, apunta Martínez. Hasta ese momento, la zona comprendida entre la plaza de Ourense y el Camino Nuevo, como se denominaba a la calle Juan Flórez, estaba todavía sin urbanizar. Un documento municipal fechado en 1925 señala que “o novo edificio contribuirá a doar de animación e vida unha zona da población que na actualidad está paralizada”. 

 

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Palacio de Justicia | Pedro Puig


Pedro Mariño también intervino en la calle Ferrol en el edificio que se encuentra justo al lado de la Casa Escudero. Se considera la primera obra de Santiago Rey Pedreira, otro mítico arquitecto coruñés pero, como revela Martínez, en ese momento Rey trabajaba en el estudio de Mariño. “É moi diferente do que el facía, que está máis relacionado co mundo do modernismo”. Rey Pedreira modifica la fachada y la simplifica, dejando tan solo unas líneas horizontales. Antes de este arquitecto no existían en la ciudad muchos edificios de este perfil, y Martínez lo considera una transición hacia el mundo moderno. Construido en los años treinta, combina art decó en su planta baja con el racionalismo que impregna los pisos superiores.

 

Eclectismo

Este contraste de estilos entre edificios tan diferentes como el de la Casa Escudero y su estilo art-noveau es otra de las características de la calle Ferrol. “É unha rúa moi ecléctica”, admite Martínez. En el número catorce se encuentra un inmueble estrecho, de 25 metros de fondo y nueve metros de frente, que destaca por su composición geométrica y sus miradores. El edificio contiguo lleva, de nuevo, la firma de Eduardo Rodríguez-Losada. Muchas de estas casas son herederas del modernismo, ese movimiento artístico que ha dejado una huella tan profunda en la geografía urbana coruñesa, pero que rara vez se descubre de manera pura.

 

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La Casa Escudero es el punto de llegada para un recorrido de 150 metros de la arquitectura de A Coruña de principios del siglo XX | Pedro Puig


“A rúa Ferrol é un espazo de transición en todos os sentidos”, explica el experto en el patrimonio arquitectónico coruñés. Se trata de un resto de otra época, en la que cada uno construía su casa al gusto, y según lo que le permitían los medios. “Agora non é o mesmo, son as empresas as que se dedican á promoción inmobiliaria. Constrúen 200 vivendas de golpe”, se lamenta Martínez mientras estudia la calle con ojo experto.

 

La iglesia

No podía faltar en un catálogo arquitectónico coruñés una obra de Rafael González Villar, el autor del edificio de la esquina con la calle Rosalía que ahora luce su color celeste renovado. Para acabar, un repaso por la calle Ferrol no estaría completo sin mencionar la iglesia de Santa Lucía, cuyo estilo define como “neorrománico”, aunque con algunos toques renacentistas, como la torre. El templo abarca toda una manzana, desde la calle Rosalía de Castro hasta la plaza de Lugo. Su autor fue Manuel Hernández y se construyó en 1889. 

 

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Iglesia de Santa Lucía | Pedro Puig


Si se llega hasta aquí, conviene echar la vista atrás para abarcar con la mirada todos los edificios mencionados y el importante legado de arquitectura pequeño burguesa que albergan. “Eles estaban orgullosos da cidade e querían aportar algo”, concluye Xosé Lois Martínez. 

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