La visión de los pontones en la ría de O Burgo ha acabado convirtiéndose en algo habitual tras varios meses de dragado. Sin embargo, aunque parezca que nada cambia, y que el barro sigue asfixiando la ría, los trabajos están a punto de comenzar una nueva fase. En total, se han retirado 370.000 metros cúbicos de los lodos más contaminados con metales pesados, según la Delegación de Gobierno.
Este barro es lo que se denomina de tipo III y tipo II con toxicidad positiva y ha sido introducido en geotubos, unas estructuras sobre las que luego se construirán zonas verdes. Mientras tanto, se están finalizando el dragado de lodo de tipo II sin toxicidad, lo que significa que su almacenaje no es tan estricto, dado que no causan problemas medioambientales. Lo más probable es que se almacene o se traslade a otro punto donde se vuelva a verter mediante un gánguil (una barcaza).
Si todo marcha conforme al plan, el próximo mes se empezará a arrojar arena gruesa al lecho de la ría para formar una capa de medio metro. Es lo que se denomina “reposición del prima de la marea”. Sería el paso previo a la reposición de los bancos marisqueros de la ría.
Con el inicio de las obras, los mariscadores han tenido que cesar en su actividad, aunque han recibido subsidios del Gobierno local hasta que puedan faenar de nuevo. Por otro lado, los furtivos han seguido actuando en la zona, sin preocuparse de la presencia de los pontones que trabajaban a escasos metros o de la de los miembros de la cofradía, que vigilan a menudo. De hecho, durante este verano se ha detectado un repunte en la actividad de los furtivos debido a que el precio de la almeja había sufrido un incremento por la demanda turística.
Mientras tanto, los mariscadores con licencia todavía ignoran cuándo podrán volver a faenar. Sí saben que el marisco no volverá a la ría hasta noviembre o diciembre, cuando se comience la resiembra. Desde la Cofradía esperaban que se pudiera resembrar en primavera, que es cuando las circunstancias climatológicas mejoran. En invierno, las crías están expuestas a los efectos de la lluvia, agua dulce que puede matar el marisco.
En todo caso, será la Consellería do Mar la que decida cuándo se puede volver a trabajar. Todo depende de los niveles de metales pesados en el agua, cuyas analíticas, de momento, no se han hecho publicas. Pero sea cuando sea, los cofrades están convencidos de que el trabajo se realizará en un entorno muy distinto al que les era familiar: “El dragado del lecho de la ría ha cambiado los bancos, las corrientes, todo”.
Zonas verdes
Las orillas de la ría también están destinadas a sufrir un cambio bien visible, porque se va a construir un parque que se construirá en un entrante del paseo de la ría de O Burgo, una gran zona verde que se construirá sobre esas estructuras ya mencionadas, los geotubos, que retienen la tierra y dejan pasar el agua. A través de diversos caminos, está garantizada la accesibilidad en toda la costa, incluidas las zonas verdes.
Además, Demarcación de Costas, el organismo responsable de la supervisión de los trabajos, podría construir un paseo suplementario, si lo pidieran los municipios de Cambre o de Oleiros. De momento, lo que se ha planificado es una serie de “caminos naturales” que permiten recorrer el litoral sin obstáculos. Todo debe estar listo antes de fin de año, por mandato europeo.