El contencioso entre María Manuela Paz Barral y su exmarido tendrá como final un nuevo desahucio en la ciudad, ya que por orden judicial la inquilina de un piso de la calle Ría do Burgo número 6 será evacuada de manera forzosa de la vivienda en caso de encontrarse todavía en la misma a las 10.00 horas de mañana. 
 

Una hipoteca conjunta, asumida ahora por el exmarido, así como la independencia de los hijos, fueron suficientes para que el Juzgado de Instrucción número 10 de A Coruña estimase oportuno y ajustado a derecho desposeer a la mujer del derecho a residir en el inmueble, algo que estaba vinculado a la protección y necesidad de los vástagos. 
 

Resulta difícil encontrar un punto de drama en el discurso de una mujer que podría abrir una entrada del diccionario con ese término: ha sido capaz de superar un cáncer ovario, otro de apéndice, uno de mama y de corazón. Lo hizo con dos hijos que criar y con un divorcio que califica de “muy duro” entre medias. 

Durante su proceso de defensa contra la condición de homeless ha tenido tres abogados de oficio en solamente un año. Lo suyo es la burocracia, que mantiene perfectamente ordenada entre sus archivos, pero que todavía a día de hoy encuentra imposible de traducir al lenguaje de la calle. Con una minusvalía del 33 por ciento –hace no mucho la administración le reconocía el 41– tiene claro dónde dormirá a partir de mañana. “En el Ayuntamiento, es la casa de todos”, dice con un tono en el que es difícil discernir lo irónico de la amenaza. “Hace más de un año que escribí a Inés Rey y Feijoo, y ninguno me ha contestado; yo soy insolvente”, añade una mujer con una pensión de unos 500 euros. "Parece una película de Spielberg", dice. Y es que se agarra a los finales felices de las películas del americano tras los grandes dramas.