Este mes se han encadenado numerosos temporales y el jueves, las olas consiguieron rebasar la protección que ofrece la duna de Riazor e inundar el Paseo Marítimo en dos ocasiones, coincidiendo con la pleamar. Poco después, se podía ver en el Paseo Marítimo a unos individuos tomando mediciones topográficas. Pertenecen a la empresa Aquática y tienen como objetivo averiguar cómo levantar un obstáculo más resistente a los embates del mar.
El Ayuntamiento lleva desde 1995 levantando este obstáculo al comienzo de la época de temporales después de que una fuerte oleaje derribara la balaustrada. Se repuso, pero después de que se reprodujera el incidente varias veces más, se decidió cambiar el Paseo en ese tramo, hasta darle su aspecto actual. Fue entonces cuando se decidió ponérselo más difícil al océano al levantar este obstáculo de unos 362 metros de largo compuesto de 23.300 metros cúbicos de arena, pero su eficacia es limitada.
Al principio, se levantaba muy cerca del Paseo, de manera que cuando las olas conseguían rebasar el obstáculo, caían directamente sobre la acera. Pero hace unos cinco años se consiguió una mejora al desplazar la duna unos metros hacia el mar y cavar un foso detrás, de manera que el agua que superara la cresta quedara embalsada y se fuera filtrando en la arena de nuevo. Pero el foso no puede ser tan profundo como sería deseable, porque debajo de la arena de Riazor discurren importantes tuberías del EDAR de Bens, la planta depuradora de agua.
A pesar de esta mejora, la duna tiene que rehacerse una media de tres veces al año. De lo contrario, a medida que las olas la desgastan, comienza a convertirse en una rampa por la que sube el agua en vez de convertirse en un obstáculo. Este mes, por ejemplo, se ha rehecho dos veces, y tendrá que levantarse una vez más en cuanto el tiempo mejore, puesto que esta semana hay aviso de alerta naranja de nuevo.
Si los expertos de la empresa de ingeniería civil radicada en Vigo consiguen averiguara a partir de la batimetría (el estudio del fondo marino) una manera más eficiente de disponer la duna en aspectos como la orientación, la altura, el tamaño de su meseta y su profundidad, entonces esta podrá ser más eficiente.
Para ello tienen que analizar a fondo el efecto que producen las rocas tan características de Riazor, como el Camañón, que se encuentra justo frente a la Coraza. O la propia Coraza, para saber si en vez de rompiente, forma en realidad un embudo que lleva las olas hasta la duna.
Pero eso es para el futuro, aunque sea uno muy cercano. De momento cuando las excavadoras vuelvan a la playa para levantar el obstáculo, una vez el tiempo mejore, seguirá teniendo el mismo aspecto de siempre. Pero puede que antes de que acabe la época de temporales, los coruñeses puedan contemplar una nueva y mejorada duna.