Para los propietarios de un inmueble okupado, siempre existe la opción de contratar a una empresa que se ocupe de expulsar a los huéspedes indeseados. En A Coruña ha ocurrido en varias ocasiones: por ejemplo, en la Sagrada Familia, en noviembre de 2020, llevada a cabo por “Mi casa no es al tuya”. En A Silva, en septiembre de 2021, por Dio Xpréss. Pero como señala Desocupa Galicia, no se trata de una opción que los coruñeses escojan de forma preferente. La única empresa de este género con central en A Coruña estima que pueden haber 300 viviendas okupadas en la ciudad, aunque la gran mayoría se trata de inquilinos morosos. Muchos de ellos, en Os Mallos, que señalan como el epicentro.
Este barrio protagonizó hace dos años unas sonadas protestas por parte de los vecinos, que denunciaban la inseguridad asociada a este fenómeno aunque de un tiempo a otra parte ha dejado la actualidad. “Hay okupas en toda la ciudad. También los hay en el centro, pero sobre todo en los barrios periféricos –señalan desde la empresa coruñesa–. Se han ido cambiando de barrio y ahora se encuentran sobre todo por la ronda de Nelle o por la avenida de Finisterre”.
Fuentes de la mesa de okupación, en la que participa la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento, reducen la cifra de verdaderos okupas (intrusos que han entrado por la fuerza en una vivienda, muchas veces vacía o ruinosa), a menos de cien. En todo caso, sea un inquilino moroso o un intruso, el caso es que a los coruñeses no les gusta pagar por su desocupación. El precio de una actuación semejante supone unos 3.000 euros pero, como señalan desde la empresa coruñesa, “les cuesta pagarlos, porque cuando hacemos una desocupación nos queda con algo pendiente”. “Teniendo en cuenta el riesgo que pasan mis chavales (los empleados de la empresa) y todo el papeleo, y todo lo que hay que aguantar, eso no es dinero".
En los dos años que lleva abierta Desocupa Galicia han actuado en unos 60 casos, y la mitad en A Coruña. “Que son muy pocas para los pisos ocupados que hay. Llevamos la cuenta de la gente que nos llama. Todos los inquilinos que llevan un año sin abonar el alquiler ya entran en la categoría de okupa”, aclaran. Por supuesto, es mucho más fácil de gestionar los casos en los que unos individuos marginales se apropian de un inmueble abandonado.
“No hay contrato por el medio, así que no hay burocracia y podemos atacar de otras manera”. Mientras que en el caso de los inquilinos, suelen actuar en combinación con una empresa de cobro de morosos. “Es psicología: en muchos casos se van, pero en otros les obligamos a pagar. Nosotros nos consideramos negociadores, pero a veces hay que tener muy mala hostia para poder actuar”.
En cuanto a por qué se actúa tan poco en A Coruña, desde Desocupa Galicia lo tienen claro: “Es un tema económico, prefieren agarrar el piso todo roto y destrozado que pagar los 3.000 euros”.
Es por eso que la mayor parte de la actividad de estas empresas no se realiza a nivel local ni autonómico, sino en el sur de España, en zonas como Cádiz, donde acuden a trabajar incluso las empresas radicadas en el norte. “Allí se cobra 5.000 euros y no les importa pagar”, señalan.