Estos días las máquinas cavan febrilmente en torno a la Casa Veeduría, como si quisieran cavar un foso alrededor del viejo palacio del siglo XVIII. En realidad, están dando los últimos toques a la reforma que empezó hace más de dos años, y que pretende dotar de una vida nueva a un inmueble viejo. Fuentes municipales señalan que básicamente falta por conectar los nuevos servicios de la luz, lo que deja la finalización de las obras en manos de Naturgy.
Las mismas fuentes no aclaran si estará concluida antes de que acabe el año aunque, dado lo complicado de las fechas, será en enero cuando se inaugure la instalación, con un retraso de cerca de un año sobre el plazo previsto inicialmente. En la obra explican los problemas que tuvieron que afrontar, como la falta de mano de obra especializada.
En todo caso, el interior ya está concluido. El edificio, que cuenta con 3.878 metros cuadrados, fue reformado en profundidad durante los primeros años del siglo XX y parte de él acoge el centro cívico de la Ciudad Vieja, pero ahora la reforma es mucho más profunda y afecta a las tres plantas (primera, segunda y planta semisótano).
El presupuesto inicial de las actuaciones alcanzaba los 2.993.268 euros, de los que casi la mitad los aportó el Gobierno central. En el semisótano del inmueble se dispondrá de un centro de día con comedor; en la planta baja se ubicará, el centro cívico, que contará con más espacio, una sala de exposiciones, una cafetería y una zona de juegos, y en la primera planta está prevista una sala de estudios para los universitarios. También se instalará allí la nueva sede de la oficina municipal de Rehabilitaciones.
En realidad, las obras ya estaban casi acabadas en el mes de septiembre, aunque todavía faltaban los muebles. Las mudanzas siempre son complicadas, pero pronto empezará a funcionar poco a poco.